Día 3: Velas

Tener que escribir una introducción en cada post, que vaya escribir un relato será algo agobiante, así que pondré alguna marquita para que se sepa cual es el reto, así me ahorro tener que dar una explicación... ésta será la última.
¡Aquí vamos con el día 3!




Velas
El cielo gruñe encima nuestro. Las nubes están adquiriendo un color oscuro peligroso y el agua comienza a moverse violentamente. Escucho como las aves que rodean el puerto próximo han dejado de cantar, ocultándose de la tormenta que se aproxima. Estoy aterrado, pero no puedo decirle nada a mi gente. Soy el capitán, tengo que ser valiente. Miro al cielo y le pido a los dioses que nos dejen llegar sanos al puerto. Necesito volver a ver el rostro de mi mujer, pellizcar las mejillas rojas de mi hija y comer una vez más el guiso de mi madre. Posiblemente las tres hayan cambiado, llevo ocho años en alta mar, puede ser que ni se acuerden de mi. Esa es la carga de los marineros. Nos casamos, creamos una familia pero las abandonamos cuando los cánticos de las sirenas nos llaman. Nuestra familia acepta nuestro trabajo, pero nos hacen prometer que volveremos. Miro al frente, veo la sombra del puerto. Quiero poder decir una vez más "Estoy en casa". No sé cuantas veces en estos ochos años he pedido lo mismo. Mi bolsa de deseos se está quedando vacía, pero espero que Dios me conceda éste último.
Un relámpago ilumina el cielo, dando el inicio a la tormenta. Entre los gritos de las nubes comienzo a dar órdenes. No sólo tenemos que proteger el cargamento, sino también todo nuestro barco. Tenemos que salvar a nuestro bebé. Mi voz se desgarra de tanto gritar, me duele pero sigo dando órdenes. No soy un capitán como otro, yo ayudo a mi gente, porque quizás tenga familia en tierra, pero en el mar ellos son mi vida.
Todos estamos preparados para que comience a batirse el mar. No tarda nada. Pronto veo como unas grandes olas golpean la madera, tumban alguna cajas y desgarran las velas más frágiles. Lloro en silencio deseando que el barco aguante.
No sé cuando la tormenta para, pero se que es tarde para algunos de nosotros. Siento dolor, aunque no estoy seguro en que parte de mi cuerpo es. Tengo los ojos con niebla, levanto una mano y me la llevo al pecho, noto algo pesado y comprendo. Un trozo del barco se me ha clavado en el pecho. Voy a morir. Con las últimas fuerzas que me quedan grito a mi tripulación las últimas órdenes, todos lloran y la aceptan con suma dignidad.
Mi barco está destrozado, pero al menos habré llegado al puerto una vez más. Sonrío al oír a las gaviotas, entre la gente escucho la voz de mi mujer. Lloro al comprender que eso es imposible. Estoy alucinando, me estoy muriendo.
Al menos Dios me ha concedido mi último deseo, morir viendo aquello que amo.

Comentarios

  1. No sé si estoy muy sensible o tienes una habilidad para hacerme llorar única en estos días (?). Ese final ¡por todos los cielos! Morí con él :,D Me encantó <3 aunque ya deseaba el último encuentro para el Capitán :,D

    ¡Cuidate!

    Bye!

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    Respuestas
    1. Bueno, podemos quedarnos con las dos cosas... a mi también se me salió la lagrimita.
      Me encanta que te encante. Nos seguimos leyendo. :D Saludooosss

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