Desnuda
Vamos poco a poco recuperando los retos, y hoy voy con el de "Inspirándome con un elemento" y obviamente el elemento de ésta vez es ésta maravillosa foto. Si eres lista, sabrás por que tiros irán el relato... y si, intentaré que sea lo más lascivo y seductor que pueda, así que avisada estás. Si eres una persona sensible a un vocabulario vulgar, abstente a leer éste reto, pero si eres una persona con la mente podrida como yo... adelante.
¡Aquí voy!
Desnuda
Esa noche iba a ser especial. O al menos eso quería ella. Había estado esperando mucho para ese día, tanto que sentía que el tiempo se había detenido y que el reloj no avanzaba en absoluto. Sabía que era una tontería, porque su marido la había visto desnuda cientos de veces, pero claro, desde que nació su hijo las cosas entre ellos habían cambiado. Ya no estaba la pasión, no tenían energías y cuando uno de los dos quería sexo, el otro estaba demasiado cansado para poder hacer el amor, así... habían pasado tanto tiempo, que por eso, a pesar de lo que le costaba, decidió dejar a su hijo con su madre. Necesitaban esa noche, los dos y por eso pensaba ser la mujer más sexy que su marido jamás hubiera visto. Se convertiría en su fantasía sexual.
La casa estaba preparada: había esparcido un aceite aromático por las habitaciones, colocado velitas estratégicas y puesto una dulce melodía de piano en el reproductor. Su marido debería estar por llegar en cuestión de minutos. Se sentía como una adolescente y eso que tenía sus treinta años cumplidos. Sonrió y repasó su cuerpo una vez más delante del espejo: Llevaba un conjunto de satén color negro, con bordado en los muslos y bragas, además el sujetador le elevaba los pechos haciendo que parecían más grandes de los que tenía. Aún estaba amamantando, por lo que sus tetas lecheras parecían apunto de estallar. Se había pintado los ojos y los labios, después envuelto el cuerpo con una suave tela de seda. Mientras se miraba en el espejo comprobó que el cuerpo envuelto y la lencería no quedaba bien, por lo que se quito la ropa interior y quedó desnuda, delante del espejo. Aún tenía unos kilos de más, sentía que su piel se caía y se sentía fea, pero esta noche se transformaría en una mujer sexy, solo para su marido. Recogió la tela de seda y se envolvió en ella. Cuando escuchó la puerta sonrió divertida y esperó a que él avanzara y llegara al cuarto. Sabía que al verla así su instinto más primitivo saltaría. Cuando la vio, él sonrió y salto sobre ella, entre besos le quito la tela del cuerpo y cuando se la encontró desnuda gimió de placer. Sonrió y comenzó a besar cada parte de su cuerpo, cada trozo de piel, cada estría y se centró en beber de la leche que salían de los pechos de su esposa. Sintió envidia de su hijo, pero sabía que ahora esa hermosa mujer era solo suya. Se quitó la ropa y pronto la poseyó. Con la boca, con los dedos, con su pene erecto y no paró hasta que ninguno de los dos tenían fuerza para moverse. Entre risas y jadeos se abrazaron y cayeron en un profundo sueño.
Él se despertó antes que ella, la miró dormir, tranquila y feliz, le acarició el cabello y la beso en la frente. Su esposa había querido convertirse en una fantasía sexual para él, pero lo que no sabía es que para él, verla desnuda, con cada marca de su piel ya era su fantasía más codiciada. Ella era todo. Ella era su fantasía y al fin, podría volver a disfrutarla.
Después de todo, quizás la abuela se podría quedar con su hijo un poquito más...¿no?
¡Aquí voy!
Desnuda
Esa noche iba a ser especial. O al menos eso quería ella. Había estado esperando mucho para ese día, tanto que sentía que el tiempo se había detenido y que el reloj no avanzaba en absoluto. Sabía que era una tontería, porque su marido la había visto desnuda cientos de veces, pero claro, desde que nació su hijo las cosas entre ellos habían cambiado. Ya no estaba la pasión, no tenían energías y cuando uno de los dos quería sexo, el otro estaba demasiado cansado para poder hacer el amor, así... habían pasado tanto tiempo, que por eso, a pesar de lo que le costaba, decidió dejar a su hijo con su madre. Necesitaban esa noche, los dos y por eso pensaba ser la mujer más sexy que su marido jamás hubiera visto. Se convertiría en su fantasía sexual.
La casa estaba preparada: había esparcido un aceite aromático por las habitaciones, colocado velitas estratégicas y puesto una dulce melodía de piano en el reproductor. Su marido debería estar por llegar en cuestión de minutos. Se sentía como una adolescente y eso que tenía sus treinta años cumplidos. Sonrió y repasó su cuerpo una vez más delante del espejo: Llevaba un conjunto de satén color negro, con bordado en los muslos y bragas, además el sujetador le elevaba los pechos haciendo que parecían más grandes de los que tenía. Aún estaba amamantando, por lo que sus tetas lecheras parecían apunto de estallar. Se había pintado los ojos y los labios, después envuelto el cuerpo con una suave tela de seda. Mientras se miraba en el espejo comprobó que el cuerpo envuelto y la lencería no quedaba bien, por lo que se quito la ropa interior y quedó desnuda, delante del espejo. Aún tenía unos kilos de más, sentía que su piel se caía y se sentía fea, pero esta noche se transformaría en una mujer sexy, solo para su marido. Recogió la tela de seda y se envolvió en ella. Cuando escuchó la puerta sonrió divertida y esperó a que él avanzara y llegara al cuarto. Sabía que al verla así su instinto más primitivo saltaría. Cuando la vio, él sonrió y salto sobre ella, entre besos le quito la tela del cuerpo y cuando se la encontró desnuda gimió de placer. Sonrió y comenzó a besar cada parte de su cuerpo, cada trozo de piel, cada estría y se centró en beber de la leche que salían de los pechos de su esposa. Sintió envidia de su hijo, pero sabía que ahora esa hermosa mujer era solo suya. Se quitó la ropa y pronto la poseyó. Con la boca, con los dedos, con su pene erecto y no paró hasta que ninguno de los dos tenían fuerza para moverse. Entre risas y jadeos se abrazaron y cayeron en un profundo sueño.
Él se despertó antes que ella, la miró dormir, tranquila y feliz, le acarició el cabello y la beso en la frente. Su esposa había querido convertirse en una fantasía sexual para él, pero lo que no sabía es que para él, verla desnuda, con cada marca de su piel ya era su fantasía más codiciada. Ella era todo. Ella era su fantasía y al fin, podría volver a disfrutarla.
Después de todo, quizás la abuela se podría quedar con su hijo un poquito más...¿no?
De sólo leer el título me he acordado de la canción de Arjona del mismo nombre XD Va perfecta de sound track (?) Me ha gustado, aunque siempre me ha dado cosita esto de beber leche materna, será que a mi me da asquito cualquier tipo de leche que lo leo —o lo escucho, que hace poco vi una noticia muy random del tema xD— y me da repeluz XD
ResponderEliminarHa estado interesante.
¡Un abrazo!
Bye!
Me alegro que te haya gustado. Realmente me costó un poco y no me salió tan porno como quería, pero bueno... tendré más oportunidades.
Eliminar¡UN BESO!
Es que a ti para que te salga algo muy porno... Tienes que leer algo porno antes. xD Eres así. ^_^
ResponderEliminarHa sido más bien tierno. Y me ha recordado a una historia que leí en un libro de una mujer que es´ta muy gorda y cree que el marido no puede quererla así.
TQQQ
¿De verdad? Bueno, tendré que leerme a Lena para ponerme guarrindonga, pero me gusta que te haya gustado :D
Eliminar¡tqqq!