Noche

¡Hola!
Aquí estoy una vez más con el reto. Debería poner el enlace del lugar donde he sacado el reto, pero siempre se me olvida... bueno, te lo pondré aquí así ya podrás ir a verlo y si quieres unirte adelante. Me lo dices y así voy a espiarte.

Me toca escribir algo relacionado con las sensaciones, se supone que he de tocar u oler algo que esté en mi habitación, pero tengo una idea en la cabeza desde hace un tiempo, así que haré algo así.
Espero que te guste...




Noche
Las ventanas estaban abiertas, lo sabía porque sentía como la brisa fresca le golpeaba el rostro, por el suave ronroneo de los motores en la carretera y el escaso canto de las aves a esa hora. También sabía que no debían ser más de las nueve, porque aún se escuchaba como algunos comercios bajaban las rejas de sus tiendas y aún su vecino no había encendido la radio. El hombre siempre lo hacía a la misma hora. A las diez. Una compañera le comentaba que aquel sujeto era de rutinas muy marcadas, en cierto modo sentía curiosidad por conocerlo, aunque no se sentía segura de subir a su piso y hablar con él. Después de todo, no llevaba mucho tiempo viviendo ahí.
Aún por todo estaban esparcidas las cajas, algo que le resultaba muy molesto. Natasha, su amiga, le había prometido dos días atrás ponerse a ordenar todo, pero la pobre estaba muy ocupada con su vida para prestarle atención a ella. Aunque era algo que tampoco tenía que hacer, se había ofrecido por sentarse con ella en la Universidad, más que nada. Cuando se enteró que se iba a mudar, se puso como un cencerro y comenzó a imaginar como le ayudaría a decorar su casa. A pesar de que no le importaba mucho, no pudo negarse, pero ya era hora que volviera a su rutina y si ella no iba ayudarle, quizás aquel hombre de costumbres marcadas si.

La radio se encendió justo cuando el cuco de su reloj comenzó a piar. Sonrió divertida y sin perder tiempo se levantó de su silla, buscó el bastón y comenzó a dar golpes al suelo, buscando los obstáculos para no comerselos. Llegó a la puerta de la entrada después de haberse llevado por delante cinco cajas, dos sillas y una mesa. Todo eso lo supo porque cuando su pierna toco el objeto éste se volcó al suelo y no tuvo más remedio que agacharse para ponerlo en su sitio. La silla era suave, lisa y con un pequeño cojín, mientras la mesa tenía las patas rugosas y estaba hecha de un material muy débil. El vendedor dijo que era plástico. Y la caja, bueno, era como todas las cajas que conocía, de cartón y rugosas, llena de objetos que jamás podría ver.
Abrió la puerta y tocando la pared del recibidor y con la ayuda del bastón llegó a las escaleras, subió los diez escalones hasta encontrar el piso del vecino de la radio. La locutora hablaba bastante fuerte, por lo que ella comprendió que quizás su vecino era un poco sordo. Rió divertida. Un ciego y un sordo viviendo en la misma comunidad. Era toda una casualidad. Tocó el timbre cuatro veces antes que el hombre le abriera la puerta...

- Soy Jenna, la vecina del segundo.- habló con voz segura y fuerte.- Sé que no son horas pero ¿me podría ayudar a colocar las cosas de mi casa?- antes que él pudiera contestar ella prosiguió.- No hace falta que sea hoy, puede ser mañana o cuando le vaya bien. Es la única persona que conozco de la finca...
- ¿Como me conoces?- preguntó el hombre. Su voz era grave, profunda y con un tono agridulce. No sintió que estuviera ofendido o molesto, más bien sentía que estaba interesado.
- Se levanta muy temprano, siempre pone la televisión y camina por todo, después sale y no vuelve hasta pasada las ocho. No sé a que se dedica, pero gracias a usted llevo mejor la cuenta del tiempo.
- Me llamo Eric. - sonrió él mientras le cogía las manos y se las ponía en el rostro.- Conoceme un poco más.

Como ella había pensado Eric era un hombre mayor. Tenía la piel del rostro caída, arrugada, barba rasposa, párpados suaves , labios finos y secos, orejas grandes y un cuello ancho. En su cabeza estaba un pelo graso, corto y una pequeña calva en el centro. Su constitución era más huesuda y sin grasa, vestía con camisa lista y pantalones de pijama.
Después de reconocerle y hacerse una imagen de él, la invitó a pasar, tomaron un té de sabor vainilla con chocolate, hablaron durante largo rato. Él le preguntaba como era vivir en una noche permanente y ella como era vivir con medio oído presente. Entre risas quedaron en volverse a encontrar por la mañana del día siguiente.
Jenna abandonó el piso de Eric con una enorme sonrisa que le cruzaba el rostro, sabía que el día siguiente estaría lleno de nuevas sensaciones y aromas, porque así se lo había prometido él. No había ni bajado dos escalones y ya tenía ganas de volver a estar a su lado.
Quizás sólo le había conocido durante unos minutos, pero por primera vez en su vida, vio un mundo lleno de colores a través de los ojos de otra persona, y él escuchó el mundo a través de su palabras.
Eran dos almas incompletas que se habían encontrado para completarse hasta el fin de sus días.

Comentarios

  1. Me he enamorado <3 me encantó la historia, los personajes, todo. El final me enterneció <3

    ¡Un abrazo!

    Bye!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Si? ¡Me encanta! Quería que fuera algo dulce y tierno. Me alegro que haya dado esa sensación
      ¡Un abrazo!

      Eliminar
  2. No es tierno,es muy tierno... Empalagoso. Como tú. :)

    TQQQ

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¿Y tu qué opinas?

Entradas populares