Alianza: 12. Reanudando (Final)

Kaixo!
Es "Hola" en Euskera, como ves he comenzado a decir los saludos en otro idioma, así que la próxima vez que leas algo extraño sabrás de que va.
¿Qué tal te ha ido el día? ¡A mi genial! Realmente no he hecho nada productivo laboralmente halando pero me he gozado el día como una cría, en la entrada siguiente sabrás por qué. Estoy convencida de ella.
Hoy estoy muy feliz porque terminé "Alianza" después de bastante tiempo escribiéndola y no estando del todo satisfecha al fin hoy quedé plena y feliz de haberle dado el punto final.
Espero que te haya gustado tanto leerla como a mi escribirla y que me sigas leyendo en mis próximos proyectos.
Aviso que estoy pensando en hacerme un Wattpat, todavía no sé si hacerlo o no, pero estoy en ello, igualmente prefiero que me sigas leyendo aquí y seas fiel a mi blog. Si es por pedir.. que no quede.
Sin más... te dejo el final de Alianza.





12. Reanudando:

Aunque los tres tenían muchas cosas que decirse, ninguno abrió la boca en lo que llevaba de hora. El ambiente estaba enrarecido y lo único que parecía hacer que la tensión no explotara era la pequeña niña que sonreía a la nada mientras mamaba ya sin hambre y simplemente como nana para dormirse. Más de una vez Freya abrió la boca para comenzar la conversación que llevaban años posponiendo, pero realmente no sabía por donde debía empezar. ¿Quién era el que tenía más cosas escondidas?¿Quién era el que se liberaría si hablaba? Ella desde luego que no, mentiría si dijera que no tenía secretos, pero no eran cosas que debía resolver en ese momento. Sobretodo porque heriría antes de tiempo a Kaile y esa no era la intención. Se levantó del sofá y acostó a Iris en la pequeña cunita que el hotel le había ofrecido, la tapó y oscureció esa zona de la habitación, después en el mismo silencio cogió asiento al lado de su marido, le cogió de la mano y se la apretó con cariño. Sin ninguna duda era él quien debí hablar, no para enclarecer algo que los tres sabían, sino para sentirse mejor consigo mismo, con su situación aunque por muy raro que pareciera él ya la había aceptado, pero quizás no lo suficiente para convencer a las personas que más amaba, y una de ellas era Einar. Antes de encontrarse con Einar, Kaile le había comentado que la charla con sus padres no había sido muy productiva, después de todo el seguía sin creer en su homosexualidad. Después de tres años de matrimonio él le había confesado que tan sólo había tenido una relación carnal con un hombre, que fue lo suficiente fuerte y reveladora para comprender que por muy a gusto que se sintiera dentro de la vagina de una mujer, ese no era su lugar.
Quería apartarse y dejar que los hombres hablaran sobre muchas cosas, pero su marido le seguía cogiendo de la mano, invitándola a que oyera lo que estaba apunto de comentar. Ninguno de los dos espectadores sabía que era lo que iba a decir, bueno, realmente si sabían lo que les quería decir pero no estaban seguro de como lo haría. Después de todo habían pasado años y se acercaban a la treintena y ninguno era capaz de hablar honestamente. Los tres miraron a la pequeña que gimoteaba en sueños y comprendieron que aquel encuentro no era por ello, sino por la niña que descansaba ajena a todo lo que le ocurría a sus progenitores.


El relato de Kaile estaba lleno de sentimientos, amargura y sobretodo de dolor. Estar años ocultando lo obvio aunque no lo hiciera consciente, teniendo que ocultarse bajo una máscara y fingir sentimientos que no sentía. O al menos dijo eso hasta que conoció a Freya, le confeso con las mejillas rojas que fue la primera mujer que le gustó como tal, con su cuerpo voluptuoso, sus pechos generosos y sus caderas llenas de fertilidad. No le importaba hacer el amor día tras día, soñar con sus caricias y desear que pudieran tener más hijos, pero sabía que tan sólo estaría posponiendo una felicidad que no era del todo real, que no podía seguir fingiendo aceptar algo que no demostraba con orgullo y con admiración. No quería decir que iría por la calle con un cartel alardeando de su homosexualidad, pero que quería acudir a bares alternes, maruejar sobre hombres y poder sentirse él por primera vez. Y sabía que mientras siguiera casado con Freya y fingiendo lo que no era, esos sueños tan comunes no los podría cumplir jamás.
Su explicación terminó con una profunda y sincera declaración hacia Einar. Freya era una gran amante de la literatura romántica, pero jamás en su vida había escuchado semejante alarde de sentimientos sin llegar a ser cursi, empalagosa o incluso molesta para el quien los recibía. Una parte de su pecho sintió dolor y algo de celos, porque a pesar de lo mucho que se había esforzado en hacer feliz a ese hombre, no pudo lograr que a ella le dijera esos sentimientos. Era un deseo egoísta, lo sabía, pero después de tantos años juntos pensaba que había logrado algo más. Se sintió estafada, porque él le había dicho que estaba enamorando de ella, pero supuso que era una forma de reafirmar su mentira. Intentó no prestarle atención a aquello, pero el hecho era que le dolía. Decidió que era el momento de dejarlos solos, ella ya no pintaba nada ahí. Tanto Einar como Kaile debían hablar solos, expresar más cosas que delante de una tercera no podría. Aprovechó que Iris comenzó a llorar descontroladamemte para levantarse, cogerla en brazos y huir a los pasillos del hotel. Pronto la niña al sentir el movimiento dejó de llorar y volvió a caer en un pesado sueño, por lo que dejó sola con sus pensamientos a Freya...


La noche estaba tranquila, por lo que Iris podía dormir tranquila mientras ella paseaba por las calles iluminadas por las farolas, de vez en cuando pasaba algún coche ruidoso pero pronto volvía el silencio. En ese paseo pensó en lo que haría con su vida. El divorcio era un hecho, por lo que debía comenzar a buscarse la vida. No quería volver a casa de su madre por mucho que ésta insistiera que podría hacerlo, que todo cambiaría y que podrían vivir felices como siempre ella había soñado. Una parte de ella sabía que su madre lo quería así y lo haría, sus hermanos le habían comentado el progreso de su madre en esos tres años y realmente después de tanto tiempo lo creyó posible, pero aún así, ya no estaba sola, tenía una niña, era una adulta completa y debía vivir su propia vida. Una real, sin mentiras, ni engaños... una parte de su cerebro quería creer que Einar le pediría matrimonio, le cogería de la mano y la haría realmente feliz, pero mientras observaba la conversación de los dos, comprendió que por mucha testosterona que desprendiera, por muy masculino y hetero que pareciera, Einar estaba tan perdido como Kaile. Sonrió contenta al comprender que al menos su presencia había hecho que esos dos fueran felices. Suspiró y calculó que con la pensión de divorcio que le pasaría Kaile podría vivir bien un par de años, pero no quería tirar de ellos por mucho tiempo. Debía ser una mujer independiente como siempre había querido ser.
Inmersa en sus pensamientos fue vagamente consciente que llegó hasta su colegio primaria. Comprobó casi con dolor que éste no había cambiado y en cierto modo pensó que ella seguía siendo igual de débil que antes, buscando la ayuda de los otros para salir adelante. Ahora Iris necesitaba su ayuda, así que no podía seguir en el mismo estado de como comenzó toda esa aventura.


Salió de la peluquería sintiendo el aire frío en su nuca, con la calma de quien hubiera ido a una sesión de spa y sintiéndose la más bella del patio. Sabía que era un cambio algo radical, se había cortado el pelo hasta debajo de las orejas, escalado y dándole más volumen del que tenía. Era consciente que la mayor parte de sus amigas morirían al verla, pero necesitaba un cambio tanto interior como exterior. Al menos necesitaba sentirse otra persona ese día. Dentro de menos de una hora tenía una entrevista en un Colegio para realizar clases de apoyo a una clase especial, así que debía dar la apariencia de una mujer segura de si misma, aunque en ese momento no lo sentía. Desde que había firmado el divorcio y se había ido a vivir a un apartamento con su hija, había acudido a más de cuarenta entrevista pero ninguna la había cogido. No había hecho entrevistas de solo su campo, sino de cualquier empleo que le diera adquisiciones, por eso, cuando recibió esa llamada supo que necesitaba un cambio. Dejó a Iris con su madre, se marchó a unas tiendas, compró un modelo de falda y camisa negra, se cortó el cabello y limpió el cutis. Ya preparada y lista para la nueva aventura acudió al colegio...

El puesto de trabajo era para el curso que viene, por lo que tendría que esperar a que terminara ese año escolar para comenzar a trabajar, así que se mentalizó en como ordenar su vida hasta ese entonces. Sabía que debía contactar con Kaile para hablar de temas de guarderías y sobre todo para ver cuando podía llevarle a Iris para que la viera. Desde el divorcio Kaile había estado muy ocupado intentando acallar a la gente después de su salida del armario cien por cien real. Muchos de sus conocidos decidieron darle la espalda, bastantes acuerdos con empresas fueron cancelados, además de haber roto vínculos con su familia. Tan sólo se veía con Olga, que después de aquello comenzó a pensar por ella misma, tanto que pronto se divorció de su marido y comenzó a vivir como ella siempre había querido. Debido a esos cambios, Kaile había estado tan ocupado que prácticamente no había podido disfrutar de su relación con Einar y tampoco con su hija, así que rezaba para que en ese tiempo todo hubiera vuelto a una normalidad medianamente parcial.


Era media mañana cuando decidió salir a dar una vuelta con su hija, no había mucha gente por las calles por lo que el trayecto con el cochecito fue bastante rápido. Al llegar al maritimo se sentó en un banco muy conocido, cogió a la niña que hacía pompitas de saliva y esperó a que un hombre muy atractivo y algo afeminado se sentara a su lado.

- ¿Qué opinas de la vida?- quiso saber el hombre ocultando una sonrisa.
- Creo que no es una mierda...- rió ella para mirar a Kaile y comprobar que aquel hombre apagado y sin vida había desaparecido, dando a otro totalmente diferente. Más maduro, más adulto y sobre todo más feliz.
- Opino lo mismo.

Entre risas comenzaron a hablar, a comentar los últimos avances en su vida y sobre todo a mirar hombres que pasaban por el paseo. Más de una vez los observados se sintieron afectados por tanta atención, otras veces se paraban e intentaban ligar con ellos, pero al ver a una criatura en los brazos de ambos rápidamente retrocedían sus pasos y se marchaban.
Mientras iban pasando las horas Freya pensó en como había cambiado las cosas, años atrás ambos se encontraban en ese mismo banco, desesperados y dispuestos a agarrarse a un palo ardiendo, ahora los dos seguían igual de desesperados pero con algo muy claro, ya tenían un palo al que cogerse y éste no estaba ardiendo.

Comentarios

  1. ¡Y al final sí se quedó sin el pan y sin la torta! Ya decía yo que se iba a ir lejos xD Me sorprendió Einar, realmente, no esperaba eso de él XD lo imaginaba al final solo (?)

    Me gustó mucho <3 Ya espero a ver otra de tus historias <3

    ¡Un abrazo!

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    Respuestas
    1. ¿A que si? Es que quería hacer algo que no se esperara, y me salió así.
      Me alegro que te haya gustado, es muy satisfactorio <3
      Un abrazote

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