Día 9 FanFiction: Luciérnagas
Zdravei! (Búlgaro)
Falta poquito para que acabe éste reto y comience a escribir una nueva historia y ponerme al día con otros retos que tengo pendientes, aunque lo más posible es que los continúe sin haber acabado éste... no sé, dependiendo de mi estado de ánimo en el momento de escribir. Todo está por ver.
El día 9 tengo que escribir un One-Shot haciendo referencia al verano y tenía bastante claro que era lo que quería hacer pero no sabía cuales personajes coger, así que barajeé la posibilidad de rescribir algún fanfic que tenía pero ninguno es lo suficiente corto y pensé en hacer uno nuevo de Sakura y Sasuke, pero después vi ésta imagine y lo tuve claro.
Me quedo con la película de Horarubi no Mori E, es una pasada...
Luciérnagas
Era el último festival que podía vivir en esas mismas circunstancias. Lo sabía, por eso había querido ponerme lo más atractiva y elegante que podía. O al menos eso quería creer mientras caminaba por el bosque hasta llegar al santuario. No sabía por qué, pero desde que había llegado al pueblo sabía que ese verano iba a ser diferentes a todos los anteriores. No quería ponerme filosófica porque eso ocupaba mucho tiempo de reflexión y espacio en mi memoria, tan sólo quería tener la cabeza vacía para poder disfrutar más el tiempo con él, después de todo... si que sería el último.
Gin me estaba esperando a los pies del templo como siempre. Llevaba su usual yukata gris, el cabello desordenado y aquella máscara que tantas ganas tenía que se quitara al menos una vez. Durante el trayecto en tren había pensado en cientos de maneras para pedirle que se la quitara, al menos solo para mi,quería ver el rostro de la persona que amaba, era mi único sueño y quería que lo hiciera como regalo de ingreso en la Universidad.
- Enhorabuena. - me felicitó con su voz calmada, yo sonreí.- ¿Ya has decidido que quieres estudiar?
- Historia. - sonrío divertida esperando a que no me preguntara el por qué. Decirle el motivo sería una declaración en toda regla y todavía no era el momento.
Como hacíamos cada año dábamos una vuelta, con las muñecas atadas a ese pañuelo blanco y conversábamos de cosas que a ninguno de los dos nos importaba, pero preguntábamos simplemente para escuchar al otro hablar. Entre esa conversación Gin alagó mi yukata, el peinado que llevaba e incluso remarcó lo muy feliz que sería poder tocarme, aunque fuera una vez. Yo asentí ante aquel deseo y deseé poder llegar a ser estrechada en sus brazos antes de marcharme de aquel lugar para no volver durante mucho tiempo. Sabía que él me seguiría esperando, pero los dos sabíamos que no podríamos seguir con ésta pseudo relación que no llevaba a ningún lado. No podía pedirle que dejarla el bosque, que viniera conmigo y él tampoco podía pedirme que me quedara con él. Era una relación destinada al fracaso.
La noche pronto cubrió todo el cielo, las estrellas iluminaban el firmamento mientras la luna nos sonreía con prepotencia. El templo estaba repleto de visitantes, aunque nosotros no formábamos parte del festejo. Nosotros preferíamos pasar desapercibidos, entre los árboles y hablar de cosas sin importancia, o al menos eso era lo que aspirábamos ese día, pero la conversación fue adquiriendo un tono más serio, más real y al mismo tiempo más grave. Quería detenerme para hablarle a la cara, pero él seguía tirando del pañuelo y de mi, en una de esas mi zapato se tropezó con una piedra y vi como me caía al suelo. En una de esas Gin se giró y corrió a sujetarme. Nuestros cuerpos chocaron, sentí su corazón galopeando con fuerza en su pecho, el calor que emanaba su piel y las grandes manos que me estrechaban sobre él. Quise estirar los brazos para pegarlo más a mi, pero de su cuerpo comenzó a salir una especie de luz, algo parecido a unas luciérnagas. Sin decir palabra se alejó de mi, se quitó la máscara y al fin pude ver su rostro. Era tan atractivo como siempre lo había querido, sin esperar invitación se acercó a mi y me beso. Después de aquello su cuerpo desapareció en una explosión de luz dejándome totalmente sola y con un amargo sabor en la boca. Se había ido para siempre, pero al menos había cumplido mi deseo, un deseo alegre pero con un regusto ácido al final.
Falta poquito para que acabe éste reto y comience a escribir una nueva historia y ponerme al día con otros retos que tengo pendientes, aunque lo más posible es que los continúe sin haber acabado éste... no sé, dependiendo de mi estado de ánimo en el momento de escribir. Todo está por ver.
El día 9 tengo que escribir un One-Shot haciendo referencia al verano y tenía bastante claro que era lo que quería hacer pero no sabía cuales personajes coger, así que barajeé la posibilidad de rescribir algún fanfic que tenía pero ninguno es lo suficiente corto y pensé en hacer uno nuevo de Sakura y Sasuke, pero después vi ésta imagine y lo tuve claro.
Me quedo con la película de Horarubi no Mori E, es una pasada...
Luciérnagas
Era el último festival que podía vivir en esas mismas circunstancias. Lo sabía, por eso había querido ponerme lo más atractiva y elegante que podía. O al menos eso quería creer mientras caminaba por el bosque hasta llegar al santuario. No sabía por qué, pero desde que había llegado al pueblo sabía que ese verano iba a ser diferentes a todos los anteriores. No quería ponerme filosófica porque eso ocupaba mucho tiempo de reflexión y espacio en mi memoria, tan sólo quería tener la cabeza vacía para poder disfrutar más el tiempo con él, después de todo... si que sería el último.
Gin me estaba esperando a los pies del templo como siempre. Llevaba su usual yukata gris, el cabello desordenado y aquella máscara que tantas ganas tenía que se quitara al menos una vez. Durante el trayecto en tren había pensado en cientos de maneras para pedirle que se la quitara, al menos solo para mi,quería ver el rostro de la persona que amaba, era mi único sueño y quería que lo hiciera como regalo de ingreso en la Universidad.
- Enhorabuena. - me felicitó con su voz calmada, yo sonreí.- ¿Ya has decidido que quieres estudiar?
- Historia. - sonrío divertida esperando a que no me preguntara el por qué. Decirle el motivo sería una declaración en toda regla y todavía no era el momento.
Como hacíamos cada año dábamos una vuelta, con las muñecas atadas a ese pañuelo blanco y conversábamos de cosas que a ninguno de los dos nos importaba, pero preguntábamos simplemente para escuchar al otro hablar. Entre esa conversación Gin alagó mi yukata, el peinado que llevaba e incluso remarcó lo muy feliz que sería poder tocarme, aunque fuera una vez. Yo asentí ante aquel deseo y deseé poder llegar a ser estrechada en sus brazos antes de marcharme de aquel lugar para no volver durante mucho tiempo. Sabía que él me seguiría esperando, pero los dos sabíamos que no podríamos seguir con ésta pseudo relación que no llevaba a ningún lado. No podía pedirle que dejarla el bosque, que viniera conmigo y él tampoco podía pedirme que me quedara con él. Era una relación destinada al fracaso.
La noche pronto cubrió todo el cielo, las estrellas iluminaban el firmamento mientras la luna nos sonreía con prepotencia. El templo estaba repleto de visitantes, aunque nosotros no formábamos parte del festejo. Nosotros preferíamos pasar desapercibidos, entre los árboles y hablar de cosas sin importancia, o al menos eso era lo que aspirábamos ese día, pero la conversación fue adquiriendo un tono más serio, más real y al mismo tiempo más grave. Quería detenerme para hablarle a la cara, pero él seguía tirando del pañuelo y de mi, en una de esas mi zapato se tropezó con una piedra y vi como me caía al suelo. En una de esas Gin se giró y corrió a sujetarme. Nuestros cuerpos chocaron, sentí su corazón galopeando con fuerza en su pecho, el calor que emanaba su piel y las grandes manos que me estrechaban sobre él. Quise estirar los brazos para pegarlo más a mi, pero de su cuerpo comenzó a salir una especie de luz, algo parecido a unas luciérnagas. Sin decir palabra se alejó de mi, se quitó la máscara y al fin pude ver su rostro. Era tan atractivo como siempre lo había querido, sin esperar invitación se acercó a mi y me beso. Después de aquello su cuerpo desapareció en una explosión de luz dejándome totalmente sola y con un amargo sabor en la boca. Se había ido para siempre, pero al menos había cumplido mi deseo, un deseo alegre pero con un regusto ácido al final.
¡Mira que justo hoy vi reseña de la peli! Y ahorita me la descargué, así que me toca verla xD
ResponderEliminarMe encantó <3 ha sido tan tierno y mágico, que no puedo decir más. Gin me encantó <3
¡Un abrazo!
¡Me alegro que te haya gustado! Y estoy segura que la película te encantará <3
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