Qué quiero...
Hace bastante tiempo que no me pongo filosófica, que no hago una entrada sobre cosas que me han ocurrido o pensamientos que me navegan por la cabeza. Posiblemente porque hasta hace relativamente poco no había nada que me hiciera dudar o pensar sobre como está marchando mi vida. Y claro, si no hay material para reflexionar directamente no se hace, pero como he dicho... varias circunstancias me han llevado a tener que hacer un alto y ponerme seria, porque ya no soy una adolescente que todavía se puede equivocar y echar para atrás, ya comienzo a ser adulta y ser adulta es difícil... por eso tomamos café (aunque yo lo he dejado un poco).
Desde que era pequeña siempre me ha gustado ayudar a la gente. De cualquier forma, hacerlas reír, abrazarlas o simplemente prestarles mi apoyo sin decir nada. Diría que es algo que me caracteriza mucho y quizás por eso mi vida profesional se ha centrado en eso: Ayudar.
Primero comencé como auxiliar de enfermería, después como masajista y por último como integradora social, obviamente cada uno está dentro de un campo diferente pero la filosofía es la misma: ayudar, prestar unos servicios que yo tengo para mejorar la calidad de vida de la otra persona.
Durante casi diez años nunca me había planteado la posibilidad de cambiar de rama de profesión, es verdad que me encanta la historia y la enseñanza, pero tampoco tengo las fuerzas y la necesidad para ponerme a estudiar una carrera de éstas. También he de agregar que si pudiera vivir de escribir, posiblemente ni estaría haciendo ésta entrada, pero el mundo del artista no es tan fácil y de esto hay muy pocas personas que vivan. Y aunque hay muchas cosas que me gusten y me gustaría dedicarme ya tengo una carrera profesional en marcha, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero claro toda profesión la tiene, pero hasta hace poco no lo había notado. Siempre he tenido muy claro que me gustaría trabajar en un hospital, con gente que necesitara mis cuidados pero es muy difícil trabajar de eso aquí, por lo que siempre terminaba en una clínica dental o ginecológica, limpiando material y tratando muy poco a las personas, algo que en cierto modo se aleja al ideal de lo que me gusta. Pero en tiempos de necesidad tampoco podía permitirme el lujo de rechazar según que ofertas, hasta que decidí que debía buscar otras opciones de empleo, quizás no dentro de mi rama, quizás un poco más alejado pero que siga teniendo el mismo espíritu: ayudar.
Ahora estoy en un momento que voy a experimentar otra forma de vida alejado de los cánones que me había impuesto simplemente porque tenía una meta fija. Quiero experimentar, quiero descubrir y si tengo que tropezar, tropezaré... pero al menos se que no me he impuesto una barrera invisible simplemente por miedo al cambio o simplemente pereza.
Desde que era pequeña siempre me ha gustado ayudar a la gente. De cualquier forma, hacerlas reír, abrazarlas o simplemente prestarles mi apoyo sin decir nada. Diría que es algo que me caracteriza mucho y quizás por eso mi vida profesional se ha centrado en eso: Ayudar.
Primero comencé como auxiliar de enfermería, después como masajista y por último como integradora social, obviamente cada uno está dentro de un campo diferente pero la filosofía es la misma: ayudar, prestar unos servicios que yo tengo para mejorar la calidad de vida de la otra persona.
Durante casi diez años nunca me había planteado la posibilidad de cambiar de rama de profesión, es verdad que me encanta la historia y la enseñanza, pero tampoco tengo las fuerzas y la necesidad para ponerme a estudiar una carrera de éstas. También he de agregar que si pudiera vivir de escribir, posiblemente ni estaría haciendo ésta entrada, pero el mundo del artista no es tan fácil y de esto hay muy pocas personas que vivan. Y aunque hay muchas cosas que me gusten y me gustaría dedicarme ya tengo una carrera profesional en marcha, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero claro toda profesión la tiene, pero hasta hace poco no lo había notado. Siempre he tenido muy claro que me gustaría trabajar en un hospital, con gente que necesitara mis cuidados pero es muy difícil trabajar de eso aquí, por lo que siempre terminaba en una clínica dental o ginecológica, limpiando material y tratando muy poco a las personas, algo que en cierto modo se aleja al ideal de lo que me gusta. Pero en tiempos de necesidad tampoco podía permitirme el lujo de rechazar según que ofertas, hasta que decidí que debía buscar otras opciones de empleo, quizás no dentro de mi rama, quizás un poco más alejado pero que siga teniendo el mismo espíritu: ayudar.
Ahora estoy en un momento que voy a experimentar otra forma de vida alejado de los cánones que me había impuesto simplemente porque tenía una meta fija. Quiero experimentar, quiero descubrir y si tengo que tropezar, tropezaré... pero al menos se que no me he impuesto una barrera invisible simplemente por miedo al cambio o simplemente pereza.
El problema de que no tengas una meta,es que al final,te esparces tanto,que no sabes por donde tirar. Ese es el problema. Si realmente hubieses querido hacer algo fijo,habrías estudiado las mismas ramas para conseguir un trabajo mejor,pero te has ido esparciendo por todo y al final,has acabado donde no te gustaba. Porque has elegido especialidades que te pueden gustar,pero que ahora mismo,las hay a patadas y no te contratan. De todas formas,como ya te dije en su momento,como persona SENSIBLE que eres,no sirves como integradora social. No por el hecho de que no puedas ponerlo en práctica. Cualquiera puede. Pero no soportarías los casos reales que hay fuera de las clases. Porque en el fondo acabarías deprimida y lo sabes. Tu lugar es en una clínica u hospital o centro de ancianos,que es donde realmente te sientes más realizada.
ResponderEliminarTotalmente, ojalá pueda encontrar un lugar de trabajo así. Ay como me conoces <3
EliminarTQ
¡Hola! Curioso que reflexiones sólo en algunos momentos. Yo incluso cuando las cosas van viento en popa sigo pensando en las miles de posibilidades y cambios que quizás, nunca pasaran xD
ResponderEliminarPersonalmente, te diría que tienes toda la vida para equivocarte. El hecho de que uno deje la adolescencia y se convierta en adulto no nos exime de los errores y esto de pretender que no se tiene permitido un error es algo que limita mucho y llega a frustrar y a decepcionarnos de nosotros mismos cuando nos equivocamos, porque pasa.
Siendo sincera, yo también, si pudiera vivir de la escritura, ni me molestaría en buscar un trabajo con el que llegar a fin de mes xD pero la verdad, es que tampoco me resigno en eso. Sé que en su momento, llegarán las cosas, aunque me tome tiempo hacerme un nombre y que mis historias se conozcan.
En cuanto al estudio y otras ramas, yo probé varias, de las más diversas y difícilmente relacionables —como comunicación y tecnico en pc—. Creo que mientras uno tenga las posibilidades para explorar —quizás, un poco menos si uno trabaja o estudia—, hay que hacerlo, que más vale arrepentirse de haberlo hecho que quedarse pensando en lo que pudo ser.
Por lo pronto, yo te deseo mucho éxito para que encuentres ese trabajo que te guste hacer <3
¡Un abrazo!
Bye!
¡Muchas gracias! Si debería probar hasta encontrar lo que me gusta hacer, pero como siempre hay tanta presión a veces es complicado hacerlo, pero bueno... como has dicho soy joven todavía xD puedo permitirme algunos errores más.
Eliminar¡Un abrazote!