Ejercicio #2: Herencia #2

Buenas~
Seguimos con el reto de nunca acabar.
Bien ahora tengo que hacer algo relacionado con una llave, algo que hice en el reto de 51 días, así que he decidido hacer una continuación de ese.
Si quieres leerlo por si no te recuerdas te dejo el enlace AQUÍ.





Herencia #2
Al llegar a la cocina de la casa de su abuela se preguntó que hacía una llave debajo de la mesa. Estuvo tentada en agacharse para recogerla, pero su madre siempre le había dicho que no tocara las cosas del suelo y mucho menos si no estaba en su casa, por lo que como buena niña obediente dejó la llave y se apuro en correr hasta el cuarto de su abuela.
Ese día había sido ella quien le traía la compra y las medicinas, porque su madre tenía que ir a trabajar, así que le toco la tarea de cuidarla a ella. Llegó al cuarto y se encontró a la mujer de cabellos canos con la mirada algo perdida, no miraba a ningún lugar fijo pero de vez en cuando suspiraba como si se lamentara de algo. Los doctores le habían dicho que no tardaría en morir, no de una forma dolorosa pero que quizás, un día no se volvería a levantar. Saber aquello fue un golpe duro, porque adoraba a su abuelo con todo su corazón, todas las historias que le contaba, los paseos y las largas horas metidas en la cocina haciendo pasteles. Fue gracias a ella que decidió estudiar repostería, aún le faltaban un par de años para poder comenzar esos estudios, pero al menos con doce años ya lo tenía claro.

- ¡Hola abuelita! - dijo entrado al cuarto y dándole un beso en la arrugada mejilla. La mujer le miró y sonrió con dulzura, le abrazó y le ofreció un hueco al lado suyo.- ¿Qué te ocurre?¿te duele algo?- quiso saber insegura.
- Estoy bien, cariño.- le tranquilizó ella con voz maternal.- Sólo que estaba pensando en el pasado...- susurró con voz cansada y suave.
- ¿En el pasado?- quiso saber curiosa. Cualquier excusa era buena para hacer hablar a aquella sabía mujer. A diferencia de sus amigos del instituto a ella le encantaba oír a la gente mayor.
- ¿Te has dado cuenta de la llave qué esta debajo de la mesa?- le preguntó dirigiendo su mirada a ella.
- Si. ¿Por qué hay una llave en el suelo?
- Para que no tenga la tentación de bajar de la cama, agacharme y recogerla.- explicó ésta divertida.- Cuando era más joven, mi abuela me contó que esa llave abría un cofre donde habría la explicación de muchas cosas de mi vida ¿sabes?
- ¿Y qué explicaciones hay?
- No lo sé niña.
- ¿Por qué?
- Porque aún no lo he abierto.- dijo con una sonrisa amable en la cara.

Durante un largo rato las dos estuvieron hablando sobre lo que podría contener esa caja, cuando la abuela se cansó de hablar, se recostó y quedó dormida. Cuando volvió abrir los ojos le pidió un favor a su nieta, que recogiera la llave y la lanzara al mar. Al igual que pensó años atrás, no necesitaba saber quienes eran sus verdaderos padres, porque a esas alturas ya estarían muertos, como ella en poco tiempo. Si había otra vida o se reunía con ellos en el cielo, quizás se lo preguntaría, pero por los momentos prefirió seguir sin saberlo.
Su nieta obediente cogió la llave, al marcharse de la casa se pasó por la playa, se quito los zapatos y arremangó el vestido, se adentró al mar y con fuerza lanzó la llave. Si debía ser honesta le parecía más misterioso que le pidiera lanzar la llave, que saber el contenido de ésta, porque seguramente si abría la caja no encontraría nada. Su madre una vez le confesó que la abrió y el contenido le dejó sorprendida. En su interior tan sólo había una foto, amarillenta y que casi no se podía ver... pero pudo reconocer a su abuela a su madre y a sus tíos, por lo que aún sabiendo la verdad de la familia de su madre, decidió dejar que esa mujer siguiera soñando, porque después de todo aquella llave había hecho que su madre sobreviviera a muchas cosas.
Esa llave le había dado la vida, por eso, esa misma llave que ella había lanzado le daría la muerte.