Escribe con K: Espera

¡He vuelto con mi Reto!
Si eres nueva/o pásate por AQUÍ, para descubrir un poco de que va ésta locura que he creado, si quieres participar adelante, avísame así podré ir a leerte y compartimos nuestras obras de arte.

Bueno como he hecho con los otros, tendrá niveles y éste será de cinco. Sí, cada vez agrego un nivel más, supongo que es porque es con lo que más cómoda me siento al escribir.
En fin, sin más lío prosigo con la explicación del reto~







Reto de Emociones

Normas: 
- Escribe pensando como te sentirías con ese sentimiento.
- Puedes basarte en experiencias propias o en otras.
- Disfruta mientras lo haces.

Nivel 1: Escribe un reto basándote en la sensación de Angustia.

Espera
Hasta que no llegué al hospital no había comprendido lo que había pasado. Una vez escuché que en momentos de pánico o de peligro la gente actúa de forma inconsciente y así fue como hice yo al recibir la llamada de teléfono. Recogí a mis hijos y los llevé a casa de mi madre, le pedí que se quedaran con ellos sin darle ninguna explicación, luego me subí al coche y conduje hasta llegar al hospital. En urgencias un doctor me esperaba con expresión algo descompuesta pero con la mirada serena. Aunque sus palabras fueron esperanzadoras yo simplemente no sentía aquel sentimiento en mi. Tenía un nudo en la garganta, el estómago encogido y un sudor viscoso me bajaba por la columna. Después de que el doctor me dejara sola me fui a la sala de espera, mientras veía como el personal sanitario entraba y salía de la zona de cirugía.

Posiblemente la operación duró menos de lo que recuerdo, pero en ese momento tan sólo estaba pensando en como iba a seguir adelante si él no salía para adelante. Intentaba buscar una salida al pozo donde me acababa de meter y a medida que más iba pensando, más calor sentía en el cuerpo, la garganta se me cerraba más y no podía quedarme sentada sin hacer nada, por lo que comencé a caminar por la sala ignorando las miradas disgustadas de la gente.
No fue hasta que el doctor salio que me senté y respire. Todo había salido bien, pero hasta que no lo viera con mis propios ojos no sabría si mi marido realmente estaba bien o no.
Mientras iba caminando por los pasillos, el calor me volvió a recorrer el cuerpo, las gotas de sudor ya habían logrado empaparme la camisa y tenía la garganta tan cerrada que comenzaba a costarme respirar. No lo hice hasta que lo vi, lleno de vendas por el cuerpo pero vivo, al entrar me envió esa mirada que tantas veces me había hecho suspirar. Y así hice, suspiré, respirando por primera vez desde que entré en el hospital.
Todo estaba bien. Él estaba bien.