Día 24: Minutos

Poco a poco voy poniéndome al día y volviendo a la rutina de escribir cada día. En cierto modo se me hace algo difícil, porque hay días que llego reventada a casa y cuando me siento a escribir los ojos se me cierran, pero bueno... poco a poco y a buen ritmo.
Tengo que escribir algo que tenga un final abierto, explicado rápidamente y mal.
Así que te voy a dejar muy mal... ¿estás listo?





Minutos
Mi trabajo me gusta. Esto de ayudar a la gente se me da francamente bien. Ya muchos me lo han dicho, incluso me han ofrecido puestos para trabajar fijo en un hospital, pero si he de ser honesto... estar subido a una ambulancia, la adrenalina y saltarse las normas de tráfico es algo que me apasiona. Soy un ilegal, ¿qué se le va a hacer?
Cada vez que salgo a trabajar voy con un nudo en el estómago, aunque este día es diferente. El aviso es poco urgente, por lo que intentamos ir más o menos rápido pero sin llamar la atención. Al llegar al lugar del siniestro me encuentro con mi paciente, un hombre joven, que se ha caído de la moto y ésta le ha aplastado la pierna. No parece una herida muy fea, posiblemente se la puedan reconstruir. Con ayuda de mis compañeros lo subimos a la ambulancia, después de dejarlo bien sujeto le pedimos a otro que arranque la ambulancia mientras nosotros nos quedamos vigilándolo.
En todos los años de trabajo nunca había hecho ningún vínculo con ningún paciente, pero ese chico me llamaba la atención, por lo que crucé esa línea que jamás había hecho. Al llegar al hospital y ver como se lo llevaban, sentí una desazón terrible, tuve el presentimiento que jamás lo volvería a ver...