Día 22: Tormenta
No estoy muy inspirada para escribir ningún relato así con historia, así que más que un cuento haré una poesía o un pensamiento... como gustes llamarlo.
¿Por qué? Porque podría hacer algo romántico, lúgubre y cualquier cosa típica, pero como en estos momentos me encuentro en medio de una tormenta personal... ¿por qué no explotar eso?
¡Allá voy!
Tormenta
Los pensamientos a veces pueden hacer mucho daño. Tanto que no somos conscientes del poder que tienen sobre nosotros, incluso sobre las ideas que tenemos sobre las otras personas. Esa parte del humano es desconocida, pero cuando una idea se cruza en tu mente y supone una ruptura con tus ideales, con tus creencias incluso contra tus miedos... algo dentro de tu cabeza estalla.
Podría llover. Podría tronar. Podría ser seco o húmedo. Pero nada de esos climas se adaptan al estado que se encuentra tu mente. Decir que es tormentoso es lo más adecuado. Porque en una tormenta hay de todos: momentos de lluvias, largas lluvias que te dejan con la piel escocida. Momentos de relámpagos, donde todo tiembla y te afecta en la barriga. Momentos secos que no sientes nada y momentos que la lluvia vuelve a tus ojos. Una tormenta define el estado de mi cabeza, los pensamientos que arrasan en mi interior y lo dejan todo destrozado. Muerto. Como una ciudad destruida por un tifón.
Mi cabeza es una ciudad y tengo que ser como los valientes sobrevivientes, levantar cada pedazo de su casa y volver a construir un hogar. Y no un hogar material, un hogar mental. Un hogar en tu cabeza. Un hogar de calma. Mi calma.
¿Por qué? Porque podría hacer algo romántico, lúgubre y cualquier cosa típica, pero como en estos momentos me encuentro en medio de una tormenta personal... ¿por qué no explotar eso?
¡Allá voy!
Tormenta
Los pensamientos a veces pueden hacer mucho daño. Tanto que no somos conscientes del poder que tienen sobre nosotros, incluso sobre las ideas que tenemos sobre las otras personas. Esa parte del humano es desconocida, pero cuando una idea se cruza en tu mente y supone una ruptura con tus ideales, con tus creencias incluso contra tus miedos... algo dentro de tu cabeza estalla.
Podría llover. Podría tronar. Podría ser seco o húmedo. Pero nada de esos climas se adaptan al estado que se encuentra tu mente. Decir que es tormentoso es lo más adecuado. Porque en una tormenta hay de todos: momentos de lluvias, largas lluvias que te dejan con la piel escocida. Momentos de relámpagos, donde todo tiembla y te afecta en la barriga. Momentos secos que no sientes nada y momentos que la lluvia vuelve a tus ojos. Una tormenta define el estado de mi cabeza, los pensamientos que arrasan en mi interior y lo dejan todo destrozado. Muerto. Como una ciudad destruida por un tifón.
Mi cabeza es una ciudad y tengo que ser como los valientes sobrevivientes, levantar cada pedazo de su casa y volver a construir un hogar. Y no un hogar material, un hogar mental. Un hogar en tu cabeza. Un hogar de calma. Mi calma.
La verdad es que a veces somos diablo, verdugo y carceleros al mismo tiempo. Me ha gustado mucho
ResponderEliminar¡Cuidate! Y ojala consigas tu calma pronto <3
Bye!
¡Gracias! Si a veces somos nosotros mismos quienes tenemos que ponerle parado a todo.
EliminarSi, poco a poco todo va volviendo a su cause.
¡Cuídate!
¿Una tormenta personal? ¿Qué es lo que no me has contado? ¬¬
ResponderEliminarTú lo sabes todo, no es nada nuevo. Palabra de scoutt. <3
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