Mi novio fantasma: Capítulo final

Túturu~

Al fin llegó al último capítulo de la historia.
A decir verdad he tardado más en escribirlo y no me hace especialmente feliz, principalmente porque se me olvidaban algunas cosas... pero bueno ¡Aquí está el último capítulo!


Capítulo 1 - Capítulo 2 - Capítulo 3

Capítulo 4: 

Estaba tirada en mi cama, observando el techo con un vació en el pecho. Las palabras suaves de Quim aún seguían resonando en mi mente, mientras imágenes de un pasado muy lejano se iban apareciendo a través de mis ojos. Él tan sólo fue un joven, sin problemas que terminó su vida por culpa de un hombre alcoholico, perdiendo no sólo su vida, sino también a la mujer que amaba y al hijo aún no nato. ¿Como podía combatir con aquel fantasma del pasado? Ahora entendía muchas cosas de su carácter, como me protegía en las curvas, como alejaba a la gente alcoholica de mi vida, como evitaba que condujera a altas horas de la noche... y como velaba ansioso el mes que me bajara la regla. Y otra cosa que comprendía, era aquella forma de amarme en la lejanía... ambos sabíamos que pronto él desaparecía, que nuestra existencia juntos dejaría de ser una realidad. No sabía si cuando su cuerpo se desvaneciera para siempre recordaría todo, no sabía si podría tocarle tocarle al menos una vez de verdad. No sabría si al final todo había sido un bonito sueño... no sabría nada.

Aquella noche el cielo estaba despejado, la luna se alzaba llena y brillante, iluminando aquel desguace vacío y sin vida. Mi coche limpio, nuevo y solitario se encontraba en vuelto de trozo de madera, con aceite a su alrededor y varias hierbas decorando su interior. No muy lejos de dónde estaba el coche Quim estaba a mi lado. Su mano trasparente sujetaba la mía, con temblor e inquieta. Quise asegurarle que todo estaría bien, que en el otro lado su mujer la estaría esperando, que no se dejaba nada aquí abajo y que al fin podría ser feliz...

- Es el momento.- susurró la amable señora

- Si, ahora voy.- dijo Quim sin moverse.

- Quim...- le llamé con la voz quebrada.

- Siempre me has preguntado porque no pasé al otro mundo...- dijo sin alejarse de mi, yo asentí.- eso fue... porque jamás fui feliz.- le miré sin entender.- Quería a mi mujer, a el bebé... pero no era feliz.

- ¿No... lo eras?

- No, por eso no podía volver... pero ahora.- sonrió y me abrazó con fuerza, con su poca presencia material. Sentí por primera vez el calor de su cuerpo, el aroma de su piel y el latir de su corazón.- pero ahora... lo soy. Gracias.

Y sin dejarme responder se alejó de mi, entrando al coche y sonriéndome desapareció al momento que el coche explotó en llamas. No recuerdo si lloré, no recuerdo si me quedé hasta el final, hasta ver como las llamas consumían el vehículo. No recuerdo nada de eso...


El autobus estaba lleno, el olor y el sudor se mezclaban entre si dando un ambiente bastante desagradable. Me pegué a la puerta, intentando alejarme de aquello y cerrando los brazos con fuerza para que no se me pegara el olor. Cuando las puertas se abrieron bajé tan rápido como pude y caminé el resto del camino hasta llegar a la oficina.
Mientras subía por el ascensor, recordé como días atrás habría hecho todo ese recorrido con la voz agradable de Quim, riéndose de los demás y bromeando conmigo sobre cosas que sólo nosotros entendíamos. Había intentado fingir normalidad, que su ausencia no me doliera pero era prácticamente imposible, incluso Eduardo parecía añorar aquel cuerpo sin vida navegando por mi apartamento. Llegué a mi mesa de trabajo con un dolor fuerte en el pecho, intenté sin esperanza en ocuparme para no pensar más en él, pero todo me recordaba a él. Más de una vez quise cambiarme de trabajo, marcharme de aquel lugar, pero sabía que nada de ello borraría todo lo que había pasado, y lo peor de todo era que no podía llorar su pérdida con nadie. Total, Quim no había existido para nadie, nadie excepto para mi. Me mordí el labio mientras lloraba en silencio y me ponía al día con mi trabajo. Logré evadirme de la realidad hasta que el director me llamó a su despacho. Quise pensar lo peor, que me despediría o algo peor, pero sabía que aquello era imposible. Era una de las mejores trabajadoras que tenía, así que esa opción no era la correcta. Antes de marchar a su oficina pasé por el baño, me arreglé el maquillaje y puse mi sonrisa falsa preferida. Cuando me sentí una persona falsa al completo entre al despacho y un olor conocido me golpeó.

El director estaba sentado en su cómoda silla de cuero, mientras un desconocido se sentaba justo delante de el, dándome la espalda e inquietándome de cierta manera.

- ¡Micaela! - me saludó ofreciéndome la silla de al lado del otro hombre.- Toma asiento.- obedecí sin mirar a mi al lado.- Te quiero presentar a nuestro nuevo trabajador...

Cuando giré la cabeza para ver quien era, todas las palabras del jefe dejaron de tener sentido para mi. A mi lado, con esa sonrisa pícara y divertida estaba Quim, mirándome y riéndose en silencio de ese pequeño regalo del destino...

Comentarios

  1. Un inesperado final. Que la protagonista se merecía.
    Besos.

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  2. El final me ha encantado. Eres genial escribiendo.
    Besos

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  3. !Que inesperado y rotundo final!
    Me encanto la magia del romanticismo con todo ese amor, dolor y angustia. Quim tenía que regresar a llenar ese vacio que habia dejado. Muy emocional, me encanto.
    Abrazo!

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    Respuestas
    1. ¡Siii! No podía dejarlos solitos a los dos. No soy tan cruel.
      Un besito

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