Mi novio fantasma: Capítulo 2
Túturu~
Hoy al fin me vi en el momento idóneo para escribir y cerrar ésta historia algo ¿extraña?¿tonta? Realmente no es una de las mejores que he escrito, tampoco es digna de ser extremadamente larga pero fue una idea que me gustó y extendí. No tendrá muchos capítulos, solamente cuatro (ya están escritos) y tampoco espero que tengan un impacto muy grande. Es mi bebé, como todas y cada una de ellas, pero no esperes una obra maestra... no lo es.
Te traigo el segundo capítulo, uno lleno de risas, momentos extraños y que te preparará lo que pasará a continuación. Posiblemente suba los demás durante ésta semana, no lo se. Espéralos con paciencia.
Capítulo 1
Capítulo 2
Cuando me hube tranquilizado y recuperado el calor en el pecho pedí que me informaran sobre ese coche. No comenté lo del hombre en su interior, pensé que tan sólo se debía a la broma de algún compañero de ellos o algo por el estilo. Él nuevamente con aspecto de vendedor comenzó a decir las características del citroen pero en ningún momento parecía convencido de que lo iba a comprar. No sé por que pero mucho antes de que me dijera el precio del coche supe que me lo iba a comprar.
Dejé la chaqueta colgada en Rodolfo Esquilo, una escultura de plástico que usaba como perchero, y me adentré en el interior de mi apartamento hasta dejarme caer sobre el puff al lado del radiador. Con la mete aún aturdida dejé que la máquina cogiera calor y que mi gato Eduardo se acomodara sobre mis piernas exigiendo cariño, cuando noté que todo el caos de mi mente estaba en orden abrí el bolso y saqué el contrato de mi nuevo coche.
- Eduardo, tengo coche.- le dije al minino que me miraba con aburrimiento.- es bonito, demasiado bonito... y muy barato. Demasiado barato.
- Ya, es natural. Nadie quiere un coche así.- dijo una voz a mi lado.
- No entiendo por qué, si es muy bon...- comencé a hablar hasta que me di cuenta que esa voz no debía estar ahí.
Aterrada giré la cabeza hasta encontrarme con aquel hombre de horas atrás. A diferencia de antes sí que recuerdo que grité y mucho, incluso le lance a Eduardo e intente tirarle encima el puff, pero no pasó nada. El hombre seguía delante de mi, riendo algo incómodo y observando como el gato le miraba atentamente.
- Tu gato es muy curioso. No se asusta.- dijo interesado agachándose y estirando la mano para acariciarlo.
- Se llama Eduardo.- refunfuñe sin saber por qué. - ¿Quién eres?¿Cómo has entrado a mi casa?- pregunté entrecortadamente.
- Tú me has dejado entrar.- afirmó acercándose a mi.- me llamo Quim. Un placer Miquela.- sonrió y me dio dos besos.
Fue la primera vez que sentí dos besos sin sentirlos realmente. Cuando me quise dar cuenta y miré fijamente a Quim supe que no era un humano, o al menos no en ese instante. Su cuerpo alto, grande y cabello lacio negro parecía trasparente y sus pies no tocaban del todo el suelo.
- ¿Eres un fantasma?- realmente no quería decir eso, pensé más que era una alucinación pero mi boca habló antes que mi cerebro.
- Eso creo.- rió él sentándose en el puff.
- ¿Por qué?- estupendo Miquela, otra pregunta estúpida. Me regañé a mi misma.
- Me morí en tu coche, aunque no recuerdo exactamente hace cuanto.
Creo que me desmayé porque lo siguiente que recuerdo era estar acostada en mi cama, con Eduardo ronronéando en mis piernas. Me levanté aún aturdida y salí de la habitación con algo de miedo. Recorrí mi casa con el gato en brazos y al descubrir que no había la presencia de Quim respiré tranquila y lo dejé en que había sido un espantoso sueño.
El resto del día estuve en mi casa, disfrutando de los últimos días de vacaciones que tenía y esperando impaciente a que me dieran las llaves del coche. Llamé a mis padres y a mis amigos informándoles de mi nueva adquisición al igual que subí fotos a todas mis redes sociales fardando de mi nuevo bebé. Sabía que no debía hacerlo pero era la clase de persona que le gustaba compartir mi felicidad.
Después de lo que fue una de las semanas más largas de mi vida, un vendedor que no conocía me entregó las llaves de mi coche y me condujo hasta el. Mi precioso bebé me esperaba limpio, reluciente y con un halo de misticísmo asombroso. No me subí en el hasta haberme despedido del vendedor y acomodar los chismes de mi antiguo auto en la parte de atrás. Era bastante maniática con el la limpieza así que solía tener bolsas de basura tanto en la parte de delante como en la de atrás, varias botellas de agua y una caja de clinex por todo. Ya cuando noté que estaba preparado abrí la puerta del piloto y me senté.
- Buenos días, Mica. - saludo Quim con su voz grave y ronca a mi lado.
- Dime que estoy soñando...- lo repetí unas diez veces apoyada sobre el volante antes de ver si estaba sola en el auto.
- Me gustaría decirte que si, pero lamentablemente … no lo estás.- me acarició el pelo con su mano trasparente intentando consolarme.
- ¿Éste coche tiene alguna clase de droga en el interior?- pregunté intentando mantener la calma.
- No que yo sepa, el último propietario si que le gustaba fumar, pero dudo que en un par de horas logre intoxicar un vehículo...- dijo dubitativo.- Ponte el cinturón, por favor.- me recordó cuando vio que arrancaba el coche.
Conduje en silencio, intentando ignorar la voz de Quim, pero a cada kilometro que daba él se mostraba aún cionado. Para cuando llegué a casa simplemente debía aceptar la realidad, había un fantasma en mi coche. Era algo de locos, pero esa era la realidad.
Después de lo que fue una de las semanas más largas de mi vida, un vendedor que no conocía me entregó las llaves de mi coche y me condujo hasta el. Mi precioso bebé me esperaba limpio, reluciente y con un halo de misticísmo asombroso. No me subí en el hasta haberme despedido del vendedor y acomodar los chismes de mi antiguo auto en la parte de atrás. Era bastante maniática con el la limpieza así que solía tener bolsas de basura tanto en la parte de delante como en la de atrás, varias botellas de agua y una caja de clinex por todo. Ya cuando noté que estaba preparado abrí la puerta del piloto y me senté.
- Buenos días, Mica. - saludo Quim con su voz grave y ronca a mi lado.
- Dime que estoy soñando...- lo repetí unas diez veces apoyada sobre el volante antes de ver si estaba sola en el auto.
- Me gustaría decirte que si, pero lamentablemente … no lo estás.- me acarició el pelo con su mano trasparente intentando consolarme.
- ¿Éste coche tiene alguna clase de droga en el interior?- pregunté intentando mantener la calma.
- No que yo sepa, el último propietario si que le gustaba fumar, pero dudo que en un par de horas logre intoxicar un vehículo...- dijo dubitativo.- Ponte el cinturón, por favor.- me recordó cuando vio que arrancaba el coche.
Conduje en silencio, intentando ignorar la voz de Quim, pero a cada kilometro que daba él se mostraba aún cionado. Para cuando llegué a casa simplemente debía aceptar la realidad, había un fantasma en mi coche. Era algo de locos, pero esa era la realidad.
O sea que el auto venía con un fantasma. Por eso el precio rebajado tanto. Un recurso usado en películas de terror, ´pero con casas.
ResponderEliminarPero influyó más el precio que lo del fantasma, que no parece peligroso. Incluso parece preocuparse por la protagonista.
Bien contado.
Besos.
¡Muchas gracias! Si, es un coche encantado y con encanto. Ya irás viendo poco a poco lo que irá apareciendo.
EliminarUn besote
!Yay, que lindo capitulo!
ResponderEliminarNo debe ser un fantasma malo, ya que veo, Eduardo no se asusta. Y tu protagonista creo que tampoco la impresiona su transparencia. Espero la continuacion.
Un abrazo
¡Gracias!
EliminarMe alegro que te haya gustado, pues pronto escribiré el próximo capítulo.
Un besito
¡Hola! Mira que gato valiente o muy indiferente XD me gusta eso. Curioso que el fantasma la siga owo y que se asuste a pesar de que no parece hacerle daño, por el contrario, de lo más sociable es. Me gusta
ResponderEliminar¡Un abrazo!
¡Gracias!
EliminarSi es algo bastante raro, pero supongo que la vida es así.
Un besito