Reto Juevero: Espera

Dumelang! (Sesotho, Sudáfrica)
He decidido ir a mansalva con todos los retos, pasandome por el forro si es por semana o por día. ¿Por qué? Porque soy así de lista y si sigo paso a paso terminaré enterrada en retos... así que hoy haré el de Reto Juevero (dejo el enlace para que veas el original) de ésta semana (wii, al fin) y a partir de mañana iré a mansalva con los que me quedan.

Hoy el encargado de pensar es El Demiurgo del Hurlingan, que nos ofrece una serie de sus dibujos y debemos inspirarnos con ésta... ¿Qué os parece?





Espera
El día había comenzado precioso: el sol brillaba, los pájaros cantaban y una fresca brisa golpeaba los árboles del parque. Era el momento perfecto para salir hacer un picninc. Incluso los del tiempo animaban a ello, por eso había decidido salir, preparar una merienda deliciosa y hacer algo en pareja. Después de todo el matrimonio no sólo era hacer cosas normales y rutinarias. Debían cortar la rutina para avivar la relación, o eso se repetía a cada dos por tres. Después de diez años de matrimonio muy poco podría hacer, y más cuando estaba casada con un médico obsesionado por su trabajo. Lo tenía difícil si esperaba que aquel hombre cuadriculado dejara el bisturí de un lado para hacer algo tan idiota como comer en un parque. Suspiró algo decaída y se sentó en su sábana a esperar. Se había puesto una hora para darse por vencida, pero el tiempo le jugó una mala pasada. Una lluvia inesperada comenzó a golpear toda la zona, el cielo estaba negro en un abrir y cerrar de ojos, la brisa atacaba y movía todo lo que estaba a su alcance, por lo que  no era raro que toda su comida y manta salieran volando. Enfada más que asustada se levantó y colocó debajo de una pequeña cúpula, ahora no tenía que esperar a su marido, total con ese tiempo preferiría estar con su bisturí y algún cadáver que ir a por ella. Así que con el corazón encogido, empapada y con hambre se sentó en las escaleras a ver como caía la tormenta y esperar que ésta acabara para volver a su casa...

- Vaya mierda ¿no?- dijo con melancolía una voz a su lado. Ella al reconocerla dio un pequeño salto  y giró para ver.
- ¿Jack?
- Hola cielo.- sonrió.

Y en ese momento se acordó porque llevaban diez años de matrimonio. Ese hombre era un experto no sólo en salvar vidas, sino también en sorprenderla y hacerla la mujer más feliz del planeta.
Ambos cogidos de la mano esperaron a que la lluvia acabara, después posiblemente se irían a comer a un restaurante para después ir a casa y desatar la pasión que llevaban en el cuerpo, aunque a uno se le notaba más que el otro.