Una fantasía en un mundo real: 1. Noticia

Dobry den! ( Checo)
¿Qué tal? ¡Poco a poco voy volviendo! (aplausos). Gracias gracias.
Espero que no dejes de leerme por la poca constancia que tengo, pero prometo que a medida que mi cuerpo me deje iré volviendo a mis andadas, ya tengo unos cuantos propósitos de año nuevo que deberé comenzar a poner en marcha... pero todavía no. Es muy pronto. En diciembre ya haré un pensamiento de ello.

Bueno, como hace tiempo dije quería comenzar una nueva historia que la escribí cuando aún era una pueril e inocente criatura. Se puede decir que es una historia de mis inicios como escritora, obviamente la estoy re-escribiendo y no será 100% igual que la original, pero la base es la misma.
Si te interesa escribí hace un tiempo un relato sobre la historia, si te quieres pasar a leerla haz clic aquí.
En fin, te dejo con el capítulo y espero que me digas si te gusta.



Una fantasía en un mundo real III

Proemio:
Nunca me había considerado una persona especialmente obsesiva, pero cuando se trataba de aquel lugar toda mi coherencia y sentido común pasaba a un segundo plano. Era como si algo dentro de mi cabeza cambiara y perdiera el interés por todo lo demás.
Sabía que no podía seguir en ese estado, pero no fue hasta que lo conocí que todo el caos de mi alma comenzó a tener sentido...


1. Noticia:
Estaban todos sentados en el salón, cada uno tenía una taza de café humeante entre las manos mientras escuchaban lo que tenía que decir con aspecto curioso. A decir verdad jamás solía hacer anunciaciones tan formales, pero quería que todos los miembros de mi familia estuvieran al corriente de ello, así podría evitarme posibles burlas en el futuro. Era toda una estrategia que me había llevado años descubrir, pero al fin podría ponerla a prueba.
Antes de hablar pensé una vez más aquello que quería decir, debía hacerlo con lentitud, calma y mucha seguridad en mi misma, algo que en ese momento era lo único que no tenía, pero tampoco podía perder el tiempo en hacer otra preparación. Ya me había pasado dieciseis años de vida para decidirme en algo, así que cuanto antes lo soltara antes podría comenzar todo. O al menos eso quería pensar.
Sin mucha presentación solté mi decisión. Al principio hubo silencio y éste se iba volviendo cada vez más pesado, más tenso e incómodo. Tanto mi madre como mi padre tenían el ceño fruncido, cada uno tocando alguna parte de su cuerpo nerviosos, mientras que mi hermana intentaba controlar una carcajada. Supe al segundo que toda la seriedad y solemnidad de mi momento había acabado en el instante que ella explotó a reír y al acto les acompañó mis progenitores. En ese momento tenía dos posibles opciones:
Primera, unirme a las risas y decir que era una broma puesto que era una locura viniendo de mi. Y segunda, indignarme, enfadarme y marcharme toda lo digna que podía con la cola entre las piernas, pero demostrando que aquello me había ofendido.
Estuve unos segundos meditando cual sería la mejor opción, cuando lo tuve claro me levanté de la butaca en silencio, recogí la mochila que había dejado en el sofá y marché a mi habitación con al cabeza alta y sin demostrar ningún sentimiento más que enojo e indignación. Al cerrar la puerta con fuerza daba a entender que mi mosqueo iba en aumento. Di un par de vueltas en mi habitación, mientras despotricaba sobre lo molesta que estaba, pero al seguir encendida comprendí que encerrada ahí no lograría nada, por lo que cogí el bolso, las llaves y un abrigo para marcharme de la casa. El móvil se quedó sobre la mesa, en un lugar estratégico. No quería oír a nadie, ni a ellos, ni sus disculpas. Necesitaba tiempo para pensar si tan absurdo era mi decisión como daban a entender.


El cielo estaba comenzando a oscurecer, al igual que el frío era cada vez más fuerte y traspasaba la chaqueta que llevaba puesta. Debía haber cogido una más gruesa, pero con las prisas tan sólo elegí la primera que encontré. Me froté los brazos intentando entrar en calor sin apartar la vista de la Clínica Rotger. Ese centro sanitario era el causante de mi estado depresivo, de tantas disputas silenciosas y el desastroso desenlace de aquella sobremesa familiar. Era consciente que por mucho que me sentara delante a observar como salían y entraban las personas, nada cambiaría pero para mi, eso era tranquilizador. Cada vez que tenia un mal día, aquellas grandes paredes de roca y acabados con filigranas lograban despejarme la mente de cualquier cosa y hacer que viajara a un mundo diferente, a un lugar donde yo era la persona imperfecta pero con cientos de posibilidades que en la vida real no tenía. Suspiré frustrada y miré una vez más a la puerta, esperando casi sin ganas que el médico de mis sueños saliera y me llevara a conocer un mundo nuevo. Porque si, esa era mi mayor fantasía. Desde que tenía uso de razón soñaba con casarme con un médico y el único hospital que conocía era aquel, por lo que todas mis posibilidades de encontrar al hombre perfecto estaban ahí, pero claro, la lógica decía que no conseguiría nada sentándome a ver como pasaba el tiempo, por eso, había decidido estudiar enfermería. Sabía que meterme en medicina era algo prácticamente imposible debido a mis calificaciones y tampoco tenía la devoción tan fuerte para ello, pero la carrera de enfermería no me desagradaba, más bien me gustaba, por eso quise decirselo a mis padres, pero obviamente ellos se lo tomaron a risa, algo que no me lo esperaba. ¿Por qué jamás me tomaban en serio? Bufé mosqueada y decidí que debía volver a casa y enfrentarme a la bronca que me esperaba al irme sin avisar. Al levantarme volví a mirar a la puerta, esperando casi sin esperanzas a que el hombre de mi existencia estuviera ahí, mirándome y sonriendo.
Cuando las puertas se abrieron y un hombre salió deteniéndose a mirarme, estuve apunto de comerme la farola que estaba pocos metros del banco. No me estampé porque Dios no quiso,porque mis pies se pararon a pocos centímetros de ésta rozándome la oreja puesto que aún estaba embobada y sorprendida observando aquel sujeto. No entendía porque tenía tal impresión, ya que a lo largo del día salían cientos de personas y la mayoría me miraban, ya que estaba sentada delante de ellas, pero era así, aquel hombre alto y grande me estaba observando. Tal como lo hacían en mis sueños.

- ¿Te encuentras bien?- preguntó el hombre preocupado acercándose a mi.
- ¿Eh?- gemí sin entender lo que estaba pasando. A lo largo de esos segundos había comenzado a creer que estaba teniendo una alucinación, porque no podía ser que aquel ser divino existiera. No podía ser. No.
- Si estás bien...- repitió éste con una risa contenida.
- Ah, pues...- aparte la mirada y miré la farola intentando encontrar las palabras en ésta.- No lo sé.- dije en un hilo de voz.

Sin esperar a que yo respondiera el desconocido me cogió de la muñeca y arrastró al interior de la clínica. El olor a desinfectante me golpeó la nariz pero no fue lo suficiente fuerte para que despertara de aquella extraña ensoñación, porque debía estar alucinando. Cuando quise darme cuenta estaba en una cafetería con una taza de colacao caliente entre las manos, mientras el señor desconocido me miraba preocupado sin dejar de exigir que bebiera un poco. Automáticamente le obedecí, algo que me sorprendió. Sabía que tenía alma de sumisa, pero no hasta esos extremos de obedecer a un desconocido. Definitivamente debía estar soñando. Esas cosas no me ocurrían, yo era de las que se comían farolas, le atropellaban bicicletas y suspendía exámenes con décimas de risa. No de las que un hombre atractivo le salvaba de alguna catástrofe. Quizás el guionista de mi vida se había fumado un porro de más, porque eso no tenía sentido.

- ¿Ahora?¿Te encuentras mejor?- volvió a preguntar ésta vez un poco más calmado.
- Pues... ¿lo estoy?- le miré desconcertada y él negó con la cabeza frustrado mientras se rascaba la cabeza.
- No lo parece.- rió y contestó honesto.
- ¿Eres real?- solté sin dejar de mirarle, tentada y sin que mi cuerpo obedeciera estiré la mano y le acaricie la mejilla. Su barba me picaba en la mano, pero era una sensación agradable. Sonreí entre feliz y abrumada. Era real.- ¡Oh dios mio!

Aparté la mano avergonzada y sintiendo que el sentido común y la coherencia volvían a tomar las riendas de la situación. Sin saber muy bien que hacer esperé a que el hombre dijera algo, pero éste sólo me miraba terriblemente divertido, intentando contener la risa tapándose la boca.

- Puedes reírte...- logré decir deseando poder volverme pequeña y ahogarme en la taza de colacao.- Es absurdo lo sé.
- Un poco, pero eres lo más divertido que me ha pasado en todo el día.- le dio un sorbo a su café y me clavó sus ojos expectantes.- Cuéntame... ¿qué haces a éstas horas por la calle?¿No es un poco tarde?
- ¿Tarde?¿Qué hora es?- pregunté un poco desorientada.
- Las once.

Al escuchar la hora mis piernas se pusieron de pie automáticamente, dejé la taza sobre la mesa y me aparté de la silla. Miré al hombre sin saber muy bien que hacer y como despedirme. Él seguía sonriéndome, esperando pacientemente a que dijera algo. Podía ofenderme con él, puesto que en su mirada estaba pidiendo a gritos que le sorprendiera con algo divertido, pero en mi cabeza tan sólo tenía claro que debía volver a casa y enfrentarme a una bronca del siglo.

- Gracias por el colacao, pero me tengo que ir.-murmuré nerviosa.- perdón por las molestias.
- No hay de qué, pásate otro día. ¿Vale?
- ¿Eh? ¿De verdad?- dije casi sin creermelo.
- Claro.- sonrió.- Me llamo Milos.
- Dana.
- Nos volveremos a ver, Dana.

La vibración de su voz se quedó grabada en mi cabeza, por lo que cuando llegué a casa y me senté a escuchar la bronca de mis padres, mientras ellos hablaban me recreé recordando la conversación, la forma en que me miraba y el sonido que hacía su risa. Sonreí para mis adentros y me prometí que al día siguiente volvería a visitarle.

Comentarios

  1. Interesante... Creo que esta no la había leído. Y si lo hice, fue hace bastante. ¿No?

    Esperaré la continuación.Y por cierto, hay nuevos retos, no lo olvides.

    tq

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    1. No lo has leído, vamos eso creo. Y si, lo sé... hay nuevos retos, lo sé lo sé. Poco a poco.
      TQ

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  2. ¡Oh, qué divertido! Me encanta el caracter tan despistado de la protagonista xD aunque le salió mejor el No sé que a mí. Que una vez me preguntaron cómo estaba y respondí 'no sé' y me dieron el sermón de mi vida por no saber lo que me pasaba xD

    Estaré ansiosa esperando la continuación <3

    ¡Un abrazo! ¡Y mucho ánimo! <3

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    1. ¡Gracias! Si, es total ésta mujer. Me voy a divertir mucho escribiendolo :D
      Si, pronto escribiré la siguiente parte.
      Un besote

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  3. (。◕ ‿ ◕。)/ Holaaa Kath!!!
    Yo no te dejaré de leer por la poca constancia osea comprendo que como todos tienes una vida no? XDDDDD el texto me ha gustado por lo que espero más de la misma temática!

    穛 S4Ku SEK4i®

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! Si, todos tenemos una vida y realmente que duro es ser adulto (?) xD.
      Pronto escribiré el siguiente capítulo.
      Un abrazote

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  4. !Yay! Love is in the air. La vida nos da sorpresas. Y a Dana tambien le llego su dia.
    Muy bonita historia, me gusto el carácter de tu protagonista.
    Bso

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  5. Que risa tan inoportuna. Es esperable la reacción de la protagonista.
    Bien contado

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