Niebla

Resulta que soy un poco cafre y no leí bien la iniciativa de "Inspirándome con un elemento". Sí, tengo un defecto... lo siento.
Yo leo lo que me da la gana y termino metiendo la pata en un hueco, menos mal que Roxana y R.Crespo me han llevado a la realidad, que sino yo hubiera seguido a mi bola... ¡Soy genial!
En fin, si he entendido bien tengo que inspirarme con ésta imagen, veamos que me sale...



Niebla 
Los pasos se iban acercando más y más, podía oír como las hojas secas crujían bajo sus pies. Estaba escondida detrás de un grueso árbol, éste con sus ramas desnudas y finas no cubrían el bosque y lo único que podía mantenérle a salvo de sus perseguidores era el tronco. Se abrazó el torso temblando, se mordió el labio intentando que los sollozos no se le escaparan de la boca. Sabía que si la encontraban no tendrían piedad de ella, ya no, cuando había huido del altar, corrido entre cientos de invitados y rasgando y ensuciando un valioso vestido de novia. A esas alturas, ya no era la princesa ni mucho menos la mujer más adorada de la aldea, no era más que una simple puta. Sí, una puta. Así la habían llamado. Aún podía oír el grito gutural de su prometido difamarla cuando salió corriendo. Si antes no podía salir de su castillo sin escolta, ahora simplemente ni podía poner un pie fuera de cualquier lugar. Por eso, en aquel bosque iba a estar mejor.
Agudizó el oído cuando los pasos se acercaron a ella, se apretó más contra el tronco húmedo, sintiendo como el frío invernal le enfriaba los brazos descubiertos y congelaba los pies descalzos. Se maldijo haber lanzado los zapatos en vez de quedárselos. Comenzaba a tener la punta de los pies azuladas. Alargó una mano y se frotó los dedos, aún atenta de como los soldados pasaban de largo sin mirar atrás. Suspiró aliviada cuando se vio sola, con la noche y los animales nocturnos.
Alzó la vista al cielo y entre las ramas contempló como la luna le sonreía orgullosa. Sí, había hecho lo que cientos de mujeres deseaban. Había huido de un destino que no le pertenecía. 
Ya recuperada se apartó de su escondite y volvió a correr. Ésta vez no corría para huir, sino para encontrar su camino.