Día 6: Vía

Día 6, tengo que escribir un relato de terror. Como bien sabes soy una cagada patologia así que paso de meterme en temas de espíritus y putas... así que yo me voy al terror más humano.
Paso de meterme con los espíritus y se les atraviese un pedo por mi culpa y luego me susurren cosas al oído. ¡Me niego!





Vía
Los doctores están hablando. Estoy segura que piensan que no les oigo. Bueno, realmente creo que tampoco les oigo. Se que hablan porque sus bocas se mueven, pero mis oídos no reciben ningún sonido. Hace años dejé de oír y también de hablar, de moverme e incluso a veces se me olvida respirar. Tengo los ojos abiertos porque no tengo párpados. A veces se me secan tanto que me pican, pero como no tengo voz no puedo pedir que me pongan colirio. Pero da igual. Me muero. Eso es lo que le dicen a mis padres. Puedo leer sus labios: "El cáncer se ha extendido por todo...". 
Debería estar aterrada, o al menos eso me está diciendo la adrenalina de mi cuerpo. Los doctores no me dan ni una semana. Que esperanzador. Aunque tampoco es que me importa. Quiero cerrar los ojos. Debería poder emitir algún sonido, pero todos mis músculos están tiesos. Soy una maldita piedra humana. No me río porque ni mis pulmones emiten tanto aire y ni mi abdominales tiene fuerza. Así que me río en mi pensamiento. 

Me duele algo. No sé exactamente que es, pero algo me duele. Intento llamar a alguien, pero nadie me escucha. Cierto, que no hablo. Muevo los ojos por la habitación y logro ver que la máquina que hace latir mi corazón comienza a moverse extraño. Mierda, debí haber prestado atención en clase, así sabría que me está pasando. El dolor aumenta, creo que me estoy muriendo. ¡Oh dios es verdad!
Me muero. Mi cuerpo inmóvil decide que debe moverse, pero no hay respuesta. El dolor me nubla la vista, lo único que tengo para saber las cosas. No veo nada. No siento nada. Ya no hay nada.