Reto Juevero: Frío # 3

Chikmàa! ( Alibamu)
¡Al fin lograré escribir algo más largo! Ayer estuve malísima, me bajo la tensión y la azúcar en la residencia. Estaba blanquísima y mis compañeras de trabajo se preocuparon y todo. Pobretas mías, pero todo es por la bendita visita mensual. Si, la regla... ahora me da por ponerme enferma.
¿Alguien me entiende? Porque yo no...
Además hoy me levanté temprano porque tenía que ir a empandronarme y tuve que dar más vueltas que un tonto. ¿Es que los ricos no necesitan hacer fotocopias? Por la zona donde tenía que ir, no había ni un simple lugar para hacer fotocopias... y para colmo se me olvidó un papel y tuve que volver a ir a casa. En fin una mañana movidita. Por eso ahora ya estoy con mi segundo café...

Se suponía que ésta entrada la tenía que hacer el domingo u lunes, pero por diversos motivos no hice así que se me han juntado dos Retos Jueveros. El de la semana pasada era escribir algo que ocurriera en una escalera y el de ésta semana que ocurra en una ventana... y como has querido continuación de Frío pues juntaré los dos. ¿Qué te parece?
La foto tiene una ventana y una escalera ¿a que si? Soy genial.
Bueno volvamos al meollo...

Si es la primera vez que lees ésta historia será mejor que vayas AQUÍ para leer el primer capítulo, y si te interesa leer los otros días del reto juevero AQUÍ.
Allá voy.





Frío #3
Desde la ventana del instituto podía ver como sus compañeros se divertían en la hora del patio, pero ella prefería quedarse en clase. Arropada con el calor de la estufa, escuchando la voz alejada de Christian regañar a otros compañeros y con la vaga esperanza de que él fuera hasta ella. Después de todo estaba prohibido quedarse en clase en la hora del recreo, y precisamente por eso estaba ahí. Él era el encargado de revisar los pasillos, por eso esperaba pacientemente a que llegara, frunciera el ceño y le pidiera en tono profesional que se marchara, aunque sabía que aunque lo intentara jamás podría sonar autoritario con ella. No después de todo lo que han pasado juntos: las llamadas, las noches en vela...

- Por qué me haces esto...- bufó Christian entrando en la clase. Ella sonrió divertida.
- ¿Hacerte el qué?- contestó sonriendo de forma angelical.
-  Diana...- le reprochó.

Ella se hundió de hombros, saltó de la silla y recogiendo sus cosas marchó hasta la puerta. En el momento que sus brazos se rozaron ambos comprendieron que algo tenían que hacer. La tensión era palpable y por suerte divina todavía no tenían clases juntos, pero era cuestión de tiempo que eso pasara...

- Te...
- ¡No lo digas! - cortó Christian con voz brusca.

Diana se mordió el labio, apretó las manos y salió corriendo de la clase. Debía bajar al patio, pero no tenía ganas de que nadie la viera llorar, por lo que sin más subió las escaleras hasta el ático. A esas horas nadie estaría ahí, ni siquiera él.

Habían tocando la campana para volver a clase, pero ella seguía aovillada en el ático. No quería regresar a clase, tampoco ir a la enfermería y mucho menos tener que hablar con algún profesor. Sabía que su ausencia llamaría la atención, después de todo era una de las mejores alumnas del instituto, así que no tardarían en ir a buscarla. Si me tienen que buscar prefiero que sea él... Sacó el móvil del bolsillo y escribió un mensaje. Tengo frío. Lo envió y esperó. Si Christian lograba encontarla tomaría la mejor decisión del mundo, una que le costaría y quizás a sus padres le alegraría, pero para su salud sentimental sería lo mejor... y si no, seguiría aguantando y esperaría que el amor se apagara por si solo. Guardó el móvil en el bolsillo y esperó...