El Mayordomo: Él y Ella
Túturu~
Al fin llego con el último capítulo de ésta historia bastante corta. Como menté antes, quizás quise alargarla más de lo que realmente era o incluso terminé escribiendo algo que realmente no era lo que quería... Ya sabes, a veces las historias cogen vida propia y terminan haciendo y dehsaciendo a su antojo. Quizás más adelante haga algo parecido a ésta historia, pero de momento espero que te haya gustado tanto como a mi escribirla.
Prólogo - Capítulo 1 - Capítulo 2
Él y Ella:
La pequeña
banda comenzó a tocar, haciendo que el jardín temblara bajo mis
pies. Quería salir corriendo, entrar a la habitación de Diana y
sacarla de éste maldito infierno.
Oía la banda
tocar fuera, al igual que los murmullos de los invitados. Sentada en
la silla y con el espejo delante de mi, veía mi silueta en ella,
pero no parecía que fuera una novia feliz de casarme. Tan sólo
quería que Sebastian irrumpiera en mi habitación y me sacara lejos
de aquí.
Las puertas se
abrieron y Miller salió del interior de la mansión, tenía un traje
blanco y hinchaba el pecho con orgullo. Tuve ganas de partirle una
silla en la cabeza, pero me contuve. El tiempo para tomar una
decisión se me estaba acabando y con ese tipo mirándome con
superioridad no lograba aclararme. Aún sabiendo que quedaría mal,me
marché al interior y contemplé como todos habían decorado la asa
para ese gran día, pero era consciente que nadie lo sentía como
tal.
Judith me indicó
que debía salir, que mi prometido e invitados estarían esperando
por mi. Suspiré y me miré una vez más al espejo. Iba a sentenciar
mi futuro.
Escuché como
bajaba por las escaleras, la tela de vestido se arrastraba por los
escalones y sus tacones sonaban con fuerza en la madera. Si pudiera
hablar con los objetos, seguro que estarían gritando que les
ayudara... Quizás eso era lo que debía hacer.
Lo vi al final
de la escalera. Sus ojos se quedaron sorprendidos al verme a su lado.
Podía notar su respiración, notar como sus músculos gritaban que
se moviera e incluso, podría jurar que me tocó antes de que
caminara hasta el altar.
Era ahora o
nunca. Me movía y la condenaba a una vida de penurias o la dejaba
marchar, a una vida prometedora pero llena de infelicidad. Que
decisión más complicada.
Nunca llegó al
altar. Nadie la vio salir al jardín, yo tampoco la vi salir
corriendo. Realmente no sé en qué momento desapareció, pero sé
donde encontrarla.
Después de
fingir que su ausencia me importara me escabullí por aquel enorme
jardín hasta llegar a una pequeña casa de madera abandonada.
Dentro, aovillada en una esquina estaba Diana, llorando y manchada de
barro. La lluvia había destruido no solo la ceremonia sino también
su vestido, aunque esos detalles a nadie le importaban... todos
estaban demasiado preocupados buscándola y haciendo que Miller no
rompiera algo de la casa.
- Me encontraste.- dijo ella entre gemidos.
- Siempre lo hago, Diana.- murmuro y me siento a su lado.
- ¿Y qué hacemos ahora?
- No lo sé, pero... tenemos tiempo para averiguarlo. ¿No?
Cuando me
ofreció la mano, supe que ya la distancia que nos separaba no
existía. Había estado esperando años para que él hiciera algo,
pero al final la única que tenía poder sobre mi propia existencia
era yo. Sonreí y se la cogí.
Nos aguardaba un
futuro incierto, duro y doloroso... pero al menos estaríamos juntos.
Juntos para siempre.
Muy buena decisión la que tomó Diana, a la fuerza ni las zapatillas entran.
ResponderEliminarNo saben qué les depara el destino, pero el amor todo lo puede y será su mejor guia.
Muy lindo final, con un giro inesperado.
Un abrazo!
¡Si! Yo también creo que tomo un buen rumbo.
EliminarGracias.
un abrazote