Reto 52: Destino
Túturu~
Al ser sábado y tener un pronóstico de semana bastante relajado he decidido ponerme al día con todo lo que tenía pendiente. Además, la semana que viene es mi última antes de que me den la baja. ¡Wi! Podré descansar y no tendré que madrugar... que realmente mi cuerpo lo agradecerá. Más adelante escribiré algo sobre mi embarazo y demás, que hay mucho que contar... pero no te llenaré con cosas de maternidad. No seré (de momento) de esas típicas mujeres que solo hablan de mi bebé y mi embarazo. Vamos eso espero... y también espero que me ayudes un poco, porque estaré envuelta de pañales y talco a diario.
Para no perder la costumbre haré el reto de los 52 relatos, como bien sabes yo las reglas en éste me las paso por el orto, así que uniré sabiamente tres constancias que son:
- Escribir un relato donde la protagonista sea un personaje mitológico.
- Escribir un relato infantil con una moraleja.
- Haz un relato sobre mascaradas.
Ya sé lo que voy a escribir, así que no me iré mucho por las ramas. Si estás interesado en unirte pincha AQUÍ y te llevará al fantástico mundo de los retos. Y sin más... allá voy.
Destino
Su madre mandó a llamar a Freya y a Freyr. Ambos eran los hijos más recientes de un dios poderoso; de tez blanca, cabellos rubios y cuerpos robustos y fuertes. Mientras que Freyr era un niño tímido, calmado y pacífico, Freya era fuerte, extrovertida y no se dejaba asustar por los mayores. Ambas criaturas eran el orgullo de su madre, precisamente por eso les mandó a llamar. Los dos al ver a su madre sentada al borde de una hermosa fuente se colocaron a cada lado, dispuestos a escuchar con admiración la tierna voz de su madre...
- Habrá una fiesta, vuestro padre quiere que asistan y así presentaros a los demás.- murmuró ella mientras le pasaba un mechón de pelo detrás de la oreja a Freya.
- ¿Por qué ha de presentarnos?- preguntó curioso Freyr.- creí que ya nos conocían todos.- la mujer rió ante la inocencia del niño y le abrazó.
A pesar de que su madre no había dicho mucho, Freya ya podía percibir la importancia de aquella fiesta. No era una cualquiera, era la más importante para todos. Sabía que ese día ambos cumplirían su destino, pero para poder lograrlo tendrían que pasar unas ciertas pruebas y una de ellas, era aguantar a los dioses babosos que la mirarían con lujuria y estaba segura que más de uno se sobrepasaría.
Al fin llegó la fiesta. Freya lucía un hermoso vestido de gasa rosa, los hombros los tenía descubiertos y por su cuello se veía un fino y delicado collar. Su abundante cabello rubio y largo estaba atado en un elaborado moño y sujeto con hermosas flores rosas. A su lado, su hermano vestía la túnica de época, de un gris claro, su cabello corto y rizado adornado con un tocado y con unas sandalias simples a juego con su indumentaria. Todos al verlos llegar sonrieron, era indiferente que sus rostros estuvieran ocultos en máscaras, puesto que ellos eran los únicos dioses rubios y que aún mantenían la aura de castidad e inocencia.
- No me sueltes la mano.- le dijo Freya mientras sujetaba con fuerza a la de su hermano.
- Si Odín se acerca, le patearé el culo.- sentenció éste molesto ante las miradas.
- Sabes que vendrá...- siseo ella resignada.
- ¿Por qué lo asumes así?
- Porque es nuestro destino...
Y ahí estaba, ese hombre joven y que hacía que hasta la última partícula de su ser se estremeciera. Ambos iban a compartir una misión muy importante, parte de su destino estaba unido por mucho que Freya hubiera impedido. Tenían la carga de proteger a los soldados caídos en batalla y por tanto, estaban destinados a encuentros perpetuos...
- Nos volvemos a ver, querida.- dijo éste, luciendo su traje de guerrero. A diferencia de los hermanos, Odín había dejado la aura de niño y parecía todo un adulto.
- Como siempre, Odín.- contestó ella sin darle importancia.
No pudieron cruzar más palabras, puesto los demás invitados comenzaron a amontonarse entre ellos. Tan pronto como se quisieron dar cuenta, los hermanos estaban separados, a varias distancias y con cientos de personas haciéndoles preguntas...
Cada uno ya tenía su misión en mente, encontrar a su hermano y salir de aquella maldita fiesta, pero también debían agradar a todos los que estaban ahí, después de todo esa era la misión de los Señores de esas tierras.
Sus padres les habían educado, protegido y preparado para ese momento, ahora ellos tenían que salir por sus propios medios de ahí, el problema es que no sabían si lo lograrían, después de todo dentro de aquel tumulto de personas se encontraban las debilidades de cada uno... ¿lo podrían lograr? Eso ni ellos mismos lo sabían... tan sólo debían intentarlo.
Hola Cath :* me encanto la historia *-* me super engancho <3
ResponderEliminarNo sabia que estabas embarazada :O muchas felicidades *-*
Te dejo un besito doble para vos y tu baby desde Plegarias en la Noche.
¡Gracias! Me alegro que te haya enganchado, no me quedó tal cual como quería pero estoy contenta con el resultado.
EliminarSii, lo comenté en una entrada hace unos días... quería esperar un poco a que todo fuera más seguro. ¡Muchas gracias!
Un besote doble a ti también.
Hola Cath, como estas?
ResponderEliminarMe gusto mucho tu relato, la ambientación y los personajes. Me encantan las historias de la mitología nórdica. Lo continuaras?
Abrazo y cuidate mucho!!
Bieen, gracias. Si, creo que haré algo más sobre estos hermanos...un besito.
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