El mayordomo: Ella
Túturu~
¿Cómo estás llevando el calor? Espero que pronto las temperaturas bajen un poco, porque realmente aunque no lo sufro del todo, es un poco difícil vivir sintiéndote pegajosa.... ¿Dónde está el amor en ésta época? Mi pobre mari-novio está frito y yo como odio el pega pega en ésta época, lo tengo algo abandonado... ¡Quiero frío!
Vengo con el siguiente capítulo, como dije al principio no va a durar mucho, ya que tampoco es para hacer algo largo. Quizás debía haber hecho algo más corto e intenso, pero bueno... más adelante quizás hago algo diferente.
Sin más... ¡a leer!
Prólogo - Capítulo 1
Ella:
En la sala se
encontraba el Señor Miller. Era tal cual me lo había imaginado. Un
hombre con mucho dinero, porte que aparentar y en busca de una mujer
que pudiera manejar a su antojo. Dibujo una sonrisa tímida cuando
hago una reverencia y me siento a su lado. Intento comenzar una
conversación bastante amena, pero él empieza dándome directrices
de cómo y cuándo debía ser la boda, de cómo iba a vivir y qué
era lo que debía ser siendo su mujer. Más de una vez estuve apunto
de hacerle callar, pero recordaba que tenía una fama que aparentar y
tampoco quería avergonzar a mi padre, que inquieto estaría en su
oficina de trabajo deseando que ese enlace saliera bien. Haciendo
acoplo de fuerzas decido aceptar todo lo que dice y me imagino estar
en mi mundo de felicidad, dónde Sebastian me lleva de paseo
sujetados de la mano y me cuenta esas historias tontas que tanto me
hacían reír.
En ese estado de
semi presencia estuve hasta que Miller se marcho, me dio un seco beso
en la mejilla y se largó de mi casa, con alardes de nobleza. Cuando
la puerta se cerró tras de él corrí a mi habitación, me quite el
pesado vestido quedándome en las enaguas. Quería salir y caminar,
pasearme largas horas de soledad intentando encontrar algún modo de
evitar aquel compromiso...
- ¿Señorita?- escuché la voz de Sebastian atrás de la puerta. Le pedí que entrara y sus ojos oscuros se abrieron sorprendidos al verme tan escasa de ropa.- Debería...
- ¿Hay alguien más aquí?- le increpé cruzándome de brazos y haciendo mohin.
- No.- dijo riendo y acercándose a mi.
Cuando nuestros
cuerpos estuvieron a pocas distancias esperé a que me rodeara con
sus brazos y me apretara sobre su pecho. El aroma a eucalipto de su
ropa y la respiración tranquila de su pecho hizo que las ganas de
huir se fueran tan pronto como aparecieron. Hundí mi cabeza en su
pecho y dejé que me consolara con pocas palabras. Tan sólo su
presencia era un analgésico para mi.
- No dejes que me case. - le pedí en un hilo de voz.
- ¿Cómo quieres que lo haga?- preguntó.
- Ya sabes cómo...
Antes de que
pudiera contestar, la puerta nuevamente sonó. Judith nos informaba
que la comida pronto estaría servida y que mi madre esperaba por mi.
Suspiré y le pedí a Sebastian que me eligiera alguna ropa cómoda y
que me ayudara a vestir. Sabía que estaba siendo caprichosa, ya que
tenía doncellas que se encargaban de ese trabajo, pero quería que
fuera él quien tocara mi piel, que supiera lo que iba a perder si me
cedía a aquel hombre frío y sin corazón.
Los preparativos
de la boda seguían avanzando, cada día Miller se pasaba más tiempo
en mi casa, haciendo migas con mi padre y mi madre, decidiendo cosas
que no le pertocaban y haciendo que la servidumbre casi le odiara.
Por suerte, Sebastian siempre estaba conmigo, callado y con la cabeza
gacha, evitando contacto con aquel hombre y dejando bastante claro
que él, tan sólo era un simple mayordomo. Más de una vez le
preguntó cosas sobre mi, que él categoricamente contestaba de buena
manera diciendo que debía descubrirlo por él mismo. Aquellas
respuestas tan escuetas hacían que Miller sintiera más curiosidad
en mi, por lo que en vez de pasarse tiempo con mis padres o con los
preparativos de la boda, intentaba conocerme. Muchas veces creía
creer que Sebastian tenia algo pensado, que era una táctica para que
Miller se alejara de mi... pero a cada día que iba pasando, aquella
idea se iba alejando de mi cabeza.
El jardín de
nuestra casa estaba completamente arreglado para el día anterior, a
pesar de la oscuridad de la noche podía ver las sombras de la
decoración. Como las sillas, las mesas y el altar estaban
discretamente decorados y colocados, como las telas de las mesas
flotaban con el viento y así me iban diciendo que mi libertad pronto
acabaría. Deseaba meterme en la cama y dormir hasta el día
siguiente, así poder pasar toda la ceremonia con rapidez y
simplemente ir adaptándome a mi nueva condición. Estaba triste,
deprimida e increíblemente asustada. Miller me había dicho que no
me llevaría a nadie de mi casa: Ni a Judith, ni a Rose y mucho menos
a Sebastian. Había dicho que su personal estaba más preparado a mi
nueva situación, además que debía dejar atrás todo lo relacionado
a mi pasado. Cuando le dije aquello a Sebastian, él ni se inmutó.
Dibujo esa sonrisa tan distante que me heló la sangre y comprendí
que jamás volvería a verlo, que jamás podría estar con él y que
mi fantasía de huir juntos jamás ocurriría. Aunque aquello ya lo
sabía, tan sólo quería que me hiciera mujer, sabía que si dejaba
de ser virgen mi posición bajaría y que Miller no se casaría
conmigo, aunque en los últimos días había comprendido que ese
detalle a él no le importaba. Mi simple nombre ya denotaba poder,
riqueza y estatus. Mi condición de doncella no sería un problema
para él, más bien prefería que fuera experimentada para gozar más
de mi cuerpo, pero evidentemente eso no podía ser. Me había
mantenido casta, no había sucumbido a las tentaciones por mucho que
ellas hubieran tocado a mi puerta, simplemente por el hecho de que mi
futuro marido me aceptara.. pero a esas alturas ¿qué más daba?
Sebastian no vendría a por mi, me casaría con un hombre que no
amaba y posiblemente pariría unos hijos que no podría criar...
Suspiré
frustrada y decidí dejar de pensar. Quizás el suicidio sería lo
mejor, pero eso después de haberme casado. Si lo hacía con el
apellido Miller, mi familia no tendría repercusión. Abrí la cama y
me metí en ella, sabiendo que esa noche no dormiría nada. Quizás
nunca más volvería a dormir.
Wow, la trama de este primer capítulo luce interesante y prometedor. Creo que Sebastian está pensando en la forma de poder rescatarla, por eso ella lo ve tranquilo. Unos personajes inquietantes y atrapadores. !Genial!
ResponderEliminarAbrazo!
¡Muchas gracias!
EliminarEspero que el siguiente capítulo te guste.
Un abrazote