Niña: Capítulo 7

Buna Ziua! (Rumano)
¡Ya casi llega el final de ésta novela!
Como me ha costado escribirla, y pensar que todo comenzó con un sueño... lo que hace la imaginación.

Realmente no puedo alargar más ésta historia, así que éste será el penúltimo capítulo y más adelante subiré el siguiente.
Sin más dilación... ¡Aquí está!


Capítulo 7:

La casa estaba tal cual la había dejado, todo a medio ordenar, con polvo, olor a cerrado y tan oscuro como la misma boca del lobo. Tampoco ayudaba a esa imagen que fueran más de las tres de la madrugada, una hora que nadie en su sano juicio estaría despierto un domingo por la madrugada. Al menos nadie que ellos consideraran como normal. Ante aquel pensamiento se rieron, a decir verdad en todo lo que llevaban de tiempo juntos jamás se habían considerado una pareja normal y mucho menos ahora cuando tenían una hija con extraños poderes sensoriales. O al menos eso eran lo que habían logrado descubrir.
Aunque tenían ganas de comenzar hacer muchas cosas sabían que debían descansar, tomarse un tiempo para poner en orden las ideas y así proseguir con todo lo que tenían pensado hacer, por lo que sin decir nada los tres se metieron en la cama y durmieron.


La mesa estaba repleta de fotos, de papeles y documentos de identidades que Chad había logrado encontrar sobre Layla y su familia. Habían descubierto que el apellido de la pequeña era Sanchez, que sus padres eran unos científicos poco reconocidos y que participaban en unos experimentos para comprender las capacidades sensoriales del cerebro, y la primera cobaya de ese experimento había sido la pequeña Layla. Al parecer el sueño que había tenido Enea tiempo atrás era sobre el pasado de la niña, cuando ésta fue sometida a la primera operación que sufrió para lograr lo que podía hacer ahora. Ella no solía hablar sobre aquello, principalmente porque no lo comprendía y porque se echaba llorar, cual niña pequeña, cosa que lo era. Así sabiendo esos datos, intentaron ponerse en contacto con ellos y lo que les dijeron les dejaron helados…

- Es un experimento fallido, debe ser aniquilado.- comentó la voz del padre biológico de Layla, cuando lo contactaron.- Traerme a la niña y olvidarlo todo.

- ¿Y si no queremos traerla?- retó Enea tras el teléfono.

- Os buscaremos…

Fue una amenaza clara, cruda y sin ningún remordimiento. Tanto Chad como Enea pensaron en volver a huir, en irse a otro país muy lejano, pero la pequeña se merecía una vida tranquila, de unos padres que la quisieran y de alguien que comprendieran sus capacidades especiales. Sabían que todavía no habían creado una asociación para éste tipo de personas, pero sabían que no era los únicos que tenían niños especiales, por lo que harían todo lo posible para mantenerla a salvo y feliz, aunque con ello tuvieran que abrir viejas heridas y mezclarse con la ley…