R.F: Miedo

Dzien dobry! (Polaco)
Increíble dos entradas en un día... realmente no tenía pensado hacerlo, pero como no escriba esto hoy alguien me mata. Y no tengo ganas de morir aún...
Mi adorada Mia ha creado otro reto y me he apuntado de cajón. ¿A que soy un genio? No tengo ni tiempo de ir a mear y me apunto en retos. Un aplauso por favor...
Veamos si éste año puedo ser más constante.

El reto es bastante sencillo (en principio), he de inspirarme en una frase y ponerla en el relato. Y yo he elegido ésta "Nunca me abandones". Veamos que me sale, tengo una idea de un sueño... quiero saber que me saldrá... ¡allá voy!





Miedo
Escucho el murmullo de los invitados en la planta de abajo. Debería levantarme de la silla y comenzar a prepararme, pero tengo las piernas temblando y el corazón no deja de golpearme con fuerza en el pecho. Tengo un ataque de pánico y lo único que mi cerebro logra formular para calmarme es en huir. La ventana está abierta y la distancia de caída no es muy alta. Como mucho me rompería una pierna,eso si caigo bien.
Me muerdo el labio haciendo que el dolor me traiga de nuevo a la realidad. Cierro los ojos y me hago a la idea de que no puedo huir. Salir corriendo no es la mejor solución y mucho menos en ese día. Abro los ojos y me coloco delante del espejo. Sin pensarlo mucho abro el forro y saco el hermoso vestido blanco que compré días atrás, sin mucha prisa me enfundo en el, para luego mirarme en el espejo. No es que sea muy elegante, pero es precioso, simple, sin mucho detalles pero al mismo tiempo es increíble. Único. Sonrío al recordar que él lo llamó así. Sé que dicen que el novio no debe ver el vestido antes de la boda, pero... ¿Qué es normal entre nosotros? Se enamoró de un corazón roto... ¿quien aguanta eso?

El pasillo que da a la sala comienza a encogerse, siento que el aire me falta y me detengo en seco. Logro oír como la gente se impacienta al no ver llegar a la novia. Las lágrimas me empaña la visión, por lo que no veo lo que tengo delante, y mucho menos vi como él llegó hasta mi. Siento su fuerte y cálida mano en mi brazo. No tira de mi, no me apremia en moverme, simplemente esta ahí...

- ¿Qué ocurre?- pregunta con su voz grave, cascada y llena de amor, dulzura y una interminable paciencia.
- ¿Cómo...?- mi voz sale rota, rompo en llanto sobre su pecho.
-  Shh... tranquila.- me abraza y apoyo la cabeza sobre su pecho. El latido de su corazón me calma.- ¿Quieres... tomar aire?- pregunta con delicadeza y yo asiento.

Salimos de la iglesia, el aire fresco me calma y su mano caliente sobre la mía hace que sienta que todo está en orden. Le miro aún con los ojos llenos de lágrimas.

- ¿Como puedes amarme?- le pregunto.
- Es un misterio...- ríe avergonzado.- Ni yo lo entiendo, pero lo hago.
- ¿Y si te cansas de mi?- digo asustada.
-  Haz gastado mi cupo de agotamiento...- sonríe.- Ya no puedes cansarme jamás.
- Pero...
- Me enamoré de un corazón roto, sé donde me meto y quiero casarme con él.
- Nunca me abandones ¿vale?- le pido pegándome en su pecho.
- ¿Con lo que me ha costado traerte aquí?- se mofa.
- Que tonto.

Y sin más entramos al pasillo para casarnos, quizás yo tenía el corazón roto pero él lo estaba llenando.