Reto Juevero: Cinco y Media
¡Al fin!
Después de tanto tiempo puedo participar en un Reto Juevero, mira que he tenido la oportunidad de hacerlo otras veces, pero sabes... que a veces la inspiración no está de tu parte y el tema en cuestión no te agrada, pues eso... a mi me pasa casi siempre con éste reto, podría dejarlo pero... ¿para qué? Como tampoco es una obligación lo iré haciendo cuando la señora inspiración le de la gana.
¡Y toco tongo! En esta semana el tema es el "tiempo" dicho a mi manera, en el relato debe aparecer un reloj o alguna hora así que... ¿por qué no remasterizar un fanfic que tengo?
Justo éste fanfic fue uno de los primeros que escribí (véase en el año 2004) y me gustó tanto que he estado remasterizándolo alguna vez más, incluso creo que en mi blog conjunto lo escribí también, pero bueno... quería hacer una nueva versión y aquí está.
¡Espero que te agrade!
Si quieres leer otros retos pincha AQUÍ y AQUÍ.
Cinco y Media
Era entrada la noche cuando salieron de la facultad, ambos caminaban uno al lado del otro rozándose las manos con intención pero sin llegar a cogerselas definitivamente. Entre ellos había comenzado una extraña relación que nadie podía descifrar y que ni ellos mismos sabían ponerles palabras; ambos se amaban desde hace mucho tiempo, pero quizás uno de ellos no fue consciente hasta hacía muy poco tiempo…
- ¿Te vas a casar?- soltó de golpe dejando caer los palillos y mirándola atónito.- ¿Cómo puede ser eso posible?¿Quién?¿cómo?¿por qué?- estaba a punto de seguir haciendo preguntas sin ton ni son cuando ella le interrumpió con una triste sonrisa.
- Siempre lo he sabido...- susurró Hinata con tristeza- pero… jamás pensé que me pudiera molestar.
- ¿Por qué?- exigió saber Naruto dando un golpe con las manos a la mesa.- ¡Estás conmigo!
- ¿Eh?
Sus palabras resonaron por todo el restaurante, éste estaba vacío por lo que nadie se percató como los rostros de ambos se fueron volviendo de un brillante tono carmín. Naruto avergonzado bajó la cabeza y continuo comiendo esperando a que lo que acababa de decir se olvidará en pocos segundos, aunque eso era prácticamente imposible porque Hinata había entrado en un estado de shock; tenía la boca cerrada y los ojos abiertos mientras todo su fino cuerpo temblaba continuamente.
Aquel incomodo momento pronto fue interrumpido por el dueño del restaurante que les pedía que abandonaran el local. Aún en silencio pagaron cada uno su cuenta y salieron uno al lado del otro, rozando sus manos de vez en cuando y alargando aquella pausa de su conversación.
El trayecto prosiguió de la misma forma que antes, pero a cada paso que se iban acercando a la casa de ella la marcha se iba relantizando, como si ninguno de ellos quisiera que ese momento se acabara, aunque era uno bastante incómodo puesto que ella acababa de informar que se iba a casar y él decir que eran pareja. Tenían una conversación pendiente y parecía que ninguno quería comenzar a hablar, romper el silencio que se había convertido en algo necesario.
Sin poder retrasar más la marcha llegaron a la casa de Hinata, ésta era estilo antiguo, unos grandes jardines exteriores y uno interior, pequeños bloques conectados por largos pasillos de madera y habitaciones con puertas correderas. Era el típico hogar de una familia de mucho dinero y que respetaba las tradiciones, por eso a Naruto no le sorprendió del todo que se casara, ya había escuchado que los Hyugas siempre habían hecho planes de bodas con diferentes familias importantes de la zona.
- ¿Quién es tu prometido?- dijo con voz monocorde y algo molesta.
- Sasuke Uchiha…
En ese instante se arrepintió en preguntarlo. La mujer que ama se iba a casar con su mejor amigo, algo en el mundo debía estar mal. Suspiró y miró a su querida enamorada esperando a que agregara algo más para calmar a su inquieto corazón, pero ella tan solo mantenía el silencio incómoda hasta que se escucharon algunos pasos aproximarse a la puerta dejando bastante claro que ese debía ser el final de su conversación.
- Mañana te espero a las cinco y media en el parque donde esta ese viejo cerezo.
Sin decir nada más se marchó, dejando a una Hinata con el corazón agitado y una mala sensación en el estómago, sabía que al entrar a su casa recibiría noticias que harían imposible asistir a la cita que había programado con Naruto.
Los Uchihas se habían sentado al otro lado de la mesa, con las rodillas bien juntas y la espalda recta, sus manos descansaban encima de sus muslos y su expresión severa y tranquila dejaba bastante claro que pensaban salir triunfantes de aquella reunión de compromiso. En cambio al otro lado de la mesa tan sólo estaba el cabeza de la familia Hyuga y Hinata, ésta sentada igual de correcto que sus invitados pero con la mirada puesta en sus manos cerradas sobre sus muslos. Sentía que el Obi le quitaba la respiración y que la tela de seda del Kimono le asfixiaba, tan sólo quería salir corriendo e ir al encuentro de su amado.
La reunión comenzó pero ninguno de los interesados en el matrimonio prestaba atención de lo que decían sus padres, a penas Hinata escuchaba los acuerdos de aquello, al igual que su supuesto prometido que jugeteaba de manera desinteresada con el gato de la casa. A medida que iban pasando las horas los pies se le iban durmiendo, la impaciencia se iba sumando y su corazón iba perdiendo la esperanza de vivir su historia de amor. Ya se imaginaba con el anillo de casada en el dedo anular cuando Sasuke levantó la vista del gato y le miró algo pícaro…
- ¿Nos podemos retirar un momento?- habló éste con voz seria y tranquila. Ambos progenitores sonriendo entendiendo que aquella escapada sería para fortalecer vínculos, por lo que no se negaron en absoluto.- Vamos.- le ofreció la mano a Hinata.
Al salir de la sala de reuniones vieron como una fuerte tormenta caía, como los árboles se movían de un lado a otro y el pequeño estanque con peces Koi se iba desbordando. La imagen de Naruto esperándola se le antojó de golpe y la angustia y la culpa comenzaron a hacerle más difícil seguir caminando.
- Márchate...- habló nuevamente Sasuke sonriendo.
- ¿Eh?- le miró sorprendida- Pero…
- No quiero casarme contigo Hinata, no te ofendas… eres guapa y tienes un cuerpo de infartó.- rió algo incómodo- pero… no creo que tu padre acepte la cláusula numero ochenta y ocho.- sonrió con diversión.
- ¿Eh? - ante aquello Hinata intentó recordar esa cláusula pero tenía la mente en blanco.
- Se supone que los dos cónyuges deben ser vírgenes…
La cara de Hinata se puso de un color rojo fuerte, sintió calor por todo su cuerpo y tan sólo quería que la tierra le tragara, pero al cabo de unos segundos comprendió que ella seguía siendo virgen, por lo que miró a Sasuke sorprendida y recordó el rostro feliz de Sakura en la clase días anteriores.
- No te voy a dar explicaciones...- rió mientras metía los brazos dentro de las mangas del kimono.- así que corre y no dejes que ese idiota se enferme.
No tardó nada en salir corriendo tal cual como estaba vestida, sin importarle ir descalza y con el atuendo de la ceremonia. Corrió y corrió, sintiendo como las piedras y suciedad se le pegaban en las plantas.
Al llegar al árbol buscó por los alrededores a Naruto, pero ahí no se encontraba nadie. Estaba sola, con el corazón maltrecho y con la estúpida creencia que podría haber sido feliz viviendo con Naruto, a pesar de que siempre estaba riendo y parecía desinteresado era consciente de que se estaba enfrentado a una de las familias más poderosas de Japón…
Se dejó caer en el suelo y comenzó a llorar, deseando haber rechazado la oferta del matrimonio aún cuando tuvo tiempo, haber podido exigirle a Naruto que confesara sus sentimientos o incluso, haberse enamorado de otra persona, pero sabía que eso jamás podría ser posible, porque su corazón ya tenía dueño.
- ¿Hinata?
La voz de Naruto la trajo de vuelta a la realidad de un solo golpe, éste tenía la ropa completamente mojada, la nariz roja y las manos un poco azules mientras apretaba una bebida caliente. Aún envuelta por la sensación de pérdida se levantó del suelo y se lanzó a abrazarlo, hundió su cabeza en su pecho y lloró sin parar, entre gemidos e hipeos le pedía perdón, le decía que no se casaría y que le amaba. Él sonrió algo conmovido y le correspondió el abrazo mientras le acariciaba la cabeza.
- Sabía que vendrías...- susurró en su oreja y le beso en los labios.
- ¿Por qué?- preguntó ella aún cerca de sus labios.
- Porque detuve el reloj a las cinco y media… por lo que si llegabas fuera la hora que fuera… para mi siempre sería ésta.
Ante aquella confesión las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos y le besó una y otra vez, deseando que el tiempo se detuviera realmente y poder quedarse así eternamente.
La casa de Naruto era pequeña a más no poder, desordenada y con aroma a hombre, pero eso no le importó a Hinata, tan sólo era consciente que estaba con su amado y que posiblemente pasaría lo que impediría que el matrimonio se llevara a cabo, pero también eso perdía fuerza en su cabeza, porque después de todo Naruto había esperado por ella.
Después de tanto tiempo puedo participar en un Reto Juevero, mira que he tenido la oportunidad de hacerlo otras veces, pero sabes... que a veces la inspiración no está de tu parte y el tema en cuestión no te agrada, pues eso... a mi me pasa casi siempre con éste reto, podría dejarlo pero... ¿para qué? Como tampoco es una obligación lo iré haciendo cuando la señora inspiración le de la gana.
¡Y toco tongo! En esta semana el tema es el "tiempo" dicho a mi manera, en el relato debe aparecer un reloj o alguna hora así que... ¿por qué no remasterizar un fanfic que tengo?
Justo éste fanfic fue uno de los primeros que escribí (véase en el año 2004) y me gustó tanto que he estado remasterizándolo alguna vez más, incluso creo que en mi blog conjunto lo escribí también, pero bueno... quería hacer una nueva versión y aquí está.
¡Espero que te agrade!
Si quieres leer otros retos pincha AQUÍ y AQUÍ.
Cinco y Media
Era entrada la noche cuando salieron de la facultad, ambos caminaban uno al lado del otro rozándose las manos con intención pero sin llegar a cogerselas definitivamente. Entre ellos había comenzado una extraña relación que nadie podía descifrar y que ni ellos mismos sabían ponerles palabras; ambos se amaban desde hace mucho tiempo, pero quizás uno de ellos no fue consciente hasta hacía muy poco tiempo…
- ¿Te vas a casar?- soltó de golpe dejando caer los palillos y mirándola atónito.- ¿Cómo puede ser eso posible?¿Quién?¿cómo?¿por qué?- estaba a punto de seguir haciendo preguntas sin ton ni son cuando ella le interrumpió con una triste sonrisa.
- Siempre lo he sabido...- susurró Hinata con tristeza- pero… jamás pensé que me pudiera molestar.
- ¿Por qué?- exigió saber Naruto dando un golpe con las manos a la mesa.- ¡Estás conmigo!
- ¿Eh?
Sus palabras resonaron por todo el restaurante, éste estaba vacío por lo que nadie se percató como los rostros de ambos se fueron volviendo de un brillante tono carmín. Naruto avergonzado bajó la cabeza y continuo comiendo esperando a que lo que acababa de decir se olvidará en pocos segundos, aunque eso era prácticamente imposible porque Hinata había entrado en un estado de shock; tenía la boca cerrada y los ojos abiertos mientras todo su fino cuerpo temblaba continuamente.
Aquel incomodo momento pronto fue interrumpido por el dueño del restaurante que les pedía que abandonaran el local. Aún en silencio pagaron cada uno su cuenta y salieron uno al lado del otro, rozando sus manos de vez en cuando y alargando aquella pausa de su conversación.
El trayecto prosiguió de la misma forma que antes, pero a cada paso que se iban acercando a la casa de ella la marcha se iba relantizando, como si ninguno de ellos quisiera que ese momento se acabara, aunque era uno bastante incómodo puesto que ella acababa de informar que se iba a casar y él decir que eran pareja. Tenían una conversación pendiente y parecía que ninguno quería comenzar a hablar, romper el silencio que se había convertido en algo necesario.
Sin poder retrasar más la marcha llegaron a la casa de Hinata, ésta era estilo antiguo, unos grandes jardines exteriores y uno interior, pequeños bloques conectados por largos pasillos de madera y habitaciones con puertas correderas. Era el típico hogar de una familia de mucho dinero y que respetaba las tradiciones, por eso a Naruto no le sorprendió del todo que se casara, ya había escuchado que los Hyugas siempre habían hecho planes de bodas con diferentes familias importantes de la zona.
- ¿Quién es tu prometido?- dijo con voz monocorde y algo molesta.
- Sasuke Uchiha…
En ese instante se arrepintió en preguntarlo. La mujer que ama se iba a casar con su mejor amigo, algo en el mundo debía estar mal. Suspiró y miró a su querida enamorada esperando a que agregara algo más para calmar a su inquieto corazón, pero ella tan solo mantenía el silencio incómoda hasta que se escucharon algunos pasos aproximarse a la puerta dejando bastante claro que ese debía ser el final de su conversación.
- Mañana te espero a las cinco y media en el parque donde esta ese viejo cerezo.
Sin decir nada más se marchó, dejando a una Hinata con el corazón agitado y una mala sensación en el estómago, sabía que al entrar a su casa recibiría noticias que harían imposible asistir a la cita que había programado con Naruto.
Los Uchihas se habían sentado al otro lado de la mesa, con las rodillas bien juntas y la espalda recta, sus manos descansaban encima de sus muslos y su expresión severa y tranquila dejaba bastante claro que pensaban salir triunfantes de aquella reunión de compromiso. En cambio al otro lado de la mesa tan sólo estaba el cabeza de la familia Hyuga y Hinata, ésta sentada igual de correcto que sus invitados pero con la mirada puesta en sus manos cerradas sobre sus muslos. Sentía que el Obi le quitaba la respiración y que la tela de seda del Kimono le asfixiaba, tan sólo quería salir corriendo e ir al encuentro de su amado.
La reunión comenzó pero ninguno de los interesados en el matrimonio prestaba atención de lo que decían sus padres, a penas Hinata escuchaba los acuerdos de aquello, al igual que su supuesto prometido que jugeteaba de manera desinteresada con el gato de la casa. A medida que iban pasando las horas los pies se le iban durmiendo, la impaciencia se iba sumando y su corazón iba perdiendo la esperanza de vivir su historia de amor. Ya se imaginaba con el anillo de casada en el dedo anular cuando Sasuke levantó la vista del gato y le miró algo pícaro…
- ¿Nos podemos retirar un momento?- habló éste con voz seria y tranquila. Ambos progenitores sonriendo entendiendo que aquella escapada sería para fortalecer vínculos, por lo que no se negaron en absoluto.- Vamos.- le ofreció la mano a Hinata.
Al salir de la sala de reuniones vieron como una fuerte tormenta caía, como los árboles se movían de un lado a otro y el pequeño estanque con peces Koi se iba desbordando. La imagen de Naruto esperándola se le antojó de golpe y la angustia y la culpa comenzaron a hacerle más difícil seguir caminando.
- Márchate...- habló nuevamente Sasuke sonriendo.
- ¿Eh?- le miró sorprendida- Pero…
- No quiero casarme contigo Hinata, no te ofendas… eres guapa y tienes un cuerpo de infartó.- rió algo incómodo- pero… no creo que tu padre acepte la cláusula numero ochenta y ocho.- sonrió con diversión.
- ¿Eh? - ante aquello Hinata intentó recordar esa cláusula pero tenía la mente en blanco.
- Se supone que los dos cónyuges deben ser vírgenes…
La cara de Hinata se puso de un color rojo fuerte, sintió calor por todo su cuerpo y tan sólo quería que la tierra le tragara, pero al cabo de unos segundos comprendió que ella seguía siendo virgen, por lo que miró a Sasuke sorprendida y recordó el rostro feliz de Sakura en la clase días anteriores.
- No te voy a dar explicaciones...- rió mientras metía los brazos dentro de las mangas del kimono.- así que corre y no dejes que ese idiota se enferme.
No tardó nada en salir corriendo tal cual como estaba vestida, sin importarle ir descalza y con el atuendo de la ceremonia. Corrió y corrió, sintiendo como las piedras y suciedad se le pegaban en las plantas.
Al llegar al árbol buscó por los alrededores a Naruto, pero ahí no se encontraba nadie. Estaba sola, con el corazón maltrecho y con la estúpida creencia que podría haber sido feliz viviendo con Naruto, a pesar de que siempre estaba riendo y parecía desinteresado era consciente de que se estaba enfrentado a una de las familias más poderosas de Japón…
Se dejó caer en el suelo y comenzó a llorar, deseando haber rechazado la oferta del matrimonio aún cuando tuvo tiempo, haber podido exigirle a Naruto que confesara sus sentimientos o incluso, haberse enamorado de otra persona, pero sabía que eso jamás podría ser posible, porque su corazón ya tenía dueño.
- ¿Hinata?
La voz de Naruto la trajo de vuelta a la realidad de un solo golpe, éste tenía la ropa completamente mojada, la nariz roja y las manos un poco azules mientras apretaba una bebida caliente. Aún envuelta por la sensación de pérdida se levantó del suelo y se lanzó a abrazarlo, hundió su cabeza en su pecho y lloró sin parar, entre gemidos e hipeos le pedía perdón, le decía que no se casaría y que le amaba. Él sonrió algo conmovido y le correspondió el abrazo mientras le acariciaba la cabeza.
- Sabía que vendrías...- susurró en su oreja y le beso en los labios.
- ¿Por qué?- preguntó ella aún cerca de sus labios.
- Porque detuve el reloj a las cinco y media… por lo que si llegabas fuera la hora que fuera… para mi siempre sería ésta.
Ante aquella confesión las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos y le besó una y otra vez, deseando que el tiempo se detuviera realmente y poder quedarse así eternamente.
La casa de Naruto era pequeña a más no poder, desordenada y con aroma a hombre, pero eso no le importó a Hinata, tan sólo era consciente que estaba con su amado y que posiblemente pasaría lo que impediría que el matrimonio se llevara a cabo, pero también eso perdía fuerza en su cabeza, porque después de todo Naruto había esperado por ella.
¿Es una fanfiction?
ResponderEliminarEstá claro que Hinata debió haber dicho que no a ese matrimonio. Por suerte, Naruto fue sensato y se presentó.
Bien contado.
¡Sii es un fanfiction! Me alegra que te haya gustado, si realmente debió haberlo cancelado pero... cosas que pasan.
EliminarUn saludo
¡Hola! OMG! Morí de amor con el fic y con ese final ¿Detener el reloj para que sea la hora correcta? Aish, me pareció una cosa hermosa <3 Te ha quedado preciosísimo.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
¡Que bien que eso te haya tocado el kokoro! Cuando lo escribí no estaba segura si llegaría, pero me alegra que así haya sido.
EliminarUn besito y gracias, gracias.
Hola, Cath.
ResponderEliminar!Encantador, muy tierno este romance de amor!
Que hermosos y poderosos los personajes en la trama. LLegué a pensar que ella se casaría con Sasuke Uchiha, pero el final me sorprendió, al dar ese giro en que Susuke la deja ir libre sin el compromiso. Muy buen relato juevero.
!Un Abrazo!
¡Me alegra que te haya gustado!
EliminarEs que tengo debilidad por Sasuke y más cuando se trata de Hinata, quizás haga un fic con ellos dos como pareja principal. Vete tú a saber.
Un besote