Avaricias remunerada

Durante ese año he tenido la posibilidad de ir a ver diferentes eventos culturales; entre ellos la ópera y conciertos, tanto de coro y piano, como de orquestas y sinfónico corales. Me he deleitado con obras preciosas, con canciones dulces y también algún que otro desastre... pero en el fondo buena música y lo he disfrutado mucho. 

Estos días he estado escribiendo bastante en mi otro blog, y normalmente suelo ponerme canciones para inspirarme. Por regla general escucho algo de música japonesa o inglesa, para evitar emocionarme y cantar, aunque lamentablemente terminó cantando desenfrenadamente. Pero después de haber asistido a tantos conciertos de música clásica, se me movió el gusanillo y comencé a inspeccionar diferentes compositores (Bach, Bethoveen, Pachelbel, Handel...etc) y sus obras. Quizás no sea una versada en música y las críticas que pueda hacer sonarán bastante ligeras y sin conocimiento, pero da la casualidad que en cierto modo lo que digo no es muy diferente a la realidad.
Saltando de compositor en compositor, de director en director y de obra en obra, he podido notar fallos, o mejoras en según que ... y hace poco note que en ciertas obras, el director se emociona y suele ser muy avaricioso, o los músicos.
Le sacan la chicha al máximo a una canción u obra, para lucirse y demostrar que son buenos. Llenan su bolso de ego y su avaricia va aumentando...quizás para una persona que no conoce las piezas, y no conoce de música no pueda opinar o notar según que cosas, pero yo... por mi educación y mi gusto si que he podido encontrar algo.

Hace unos días fui al concierto de Los Chicos del Coro, realmente estaba poco convencida de lo que iba a escuchar, porque ya había escuchado un concierto de ellos, y me habían decepcionado. Sentía que tenían demasiada propaganda para algo que no era ni la mitad, de lo que yo esperaba. Así que con mis recuerdos fui, me senté y el concierto comenzó. Increíblemente y totalmente feliz, me di cuenta que realmente se merecían la fama que tenían. Un concierto divino. Quedé encantada. Pero a pesar de mi encanto, pude ver pequeñas imperfecciones, y cosas que no me gustaron en absoluto...
Hicieron una canción clásica y le agregaron pequeños detalles que me parecieron innecesarios, e incluso que destruían la canción. Es una opinión personal. No por una canción voy a etiquetar al concierto.
Con ese recuerdo de una canción avariciosa, han pasado los días y he escuchado más conciertos y canciones, muy bonitos, pero que tenían cierta pieza  que intentaban llegar más allá de lo que la pieza necesitaba. Como si quisieran que su magnificiencia tocara el cielo... en cierto modo es triste.
Escuche una versión del Canon de Pachelbel, de piano y violín, y sentí que destrozaban mi canción. Es como si echaran más levadura a un bizcocho para que suba más... llega un momento que el bizcocho revienta... y eso pasa con la música.

La avaricia remunerada es mala. Te hace transformar bellas obras en truños como los de un elefante. Y posiblemente una canción no va a manchar la fama de un concierto, pero si que bajara la popularidad de la obra, e incluso corre el riesgo de que alguien aborrezca esa canción.
Utiliza la música con cuidado, respétala... las variaciones, adaptaciones y los floripondios están bien, pero todo a su justa medida. 

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