Gym para escritores: Sacrificio #2

Túturu~
¿Como va? Yo muy motivada para retomar mis rutinas, además ahora no tengo excusa porque ayer me compré un portabebes super cómodo, puedo colocar a F en el y hacer cualquier cosa. Tenía otro, pero era tan anatómico que no tenía mucha movilidad así que... ahora que tengo uno mejor puedo hacer vida normal con mi monito bien pegadito a mi.

Sigo con el reto de Gym para escritores, si quieres saber de que va pincha AQUÍ.
Hoy me toca escribir el inicio de un villano, tanto original como de alguna película, etc. Yo he decidido seguir con la historia de Sacrificio y hablar un poco sobre Lu.
Espero que te guste.
¡Allá voy!


Sacrificio #2
El palacio del inframundo era enorme; de altos techos, pasillos largos y oscuros, habitaciones espaciosas con grandes ventanales, salones repletos de libros, películas y zonas de ocio, una cocina magestuoza con la nevera llena de manjares que ella jamás había probado.
Mientras caminaba por aquellos obscenos rincones miraba los cuadros que habían esparcidos a lo largo de la casa, contemplando como Lu había ido cambiando a lo largo de los siglos. Se detuvo en el primero de todos. Un joven de cabello oscuro y largo, piel clara y unos enormes ojos verdes. Tenía una sonrisa juguetona e infantil, mientras sujetaba con ternura a un hermoso gato de pelaje negro.

- En ese entonces aún no sabía que era el mal...- dijo una voz atrás de ella.
- ¡Oh! Perdón, no quería...- intentó disculparse al sentirse pillada cometiendo una travesura.
- No te disculpes, querida.- sonrió éste mientras le pasaba un cabello detrás de la oreja.- Si están expuestos es para que la gente los admire. ¿No crees?

Ella asintió y sin apenas preguntar Lu habló con voz grave y ronca. Según recordaba había nacido en la Italia del siglo 15, en una humilde familia granjera. Se pasaba largas horas jugando con su hermana pequeña y sus perros y gatos, mientras sus padres trabajaban el campo. Al caer la noche los cuatro se reunían para comentar su día y con el estómago lleno se iban a dormir.
Era una vida bastante tranquila y sin grandes lujos, pero eran felices. A diferencia de las demás familias que soñaban con más, ellos se sentían plenos con lo poco que tenían, hasta que la desgracia cambió todo.

- Un noble se encaprichó de mi hermana. Le ofrecieron una cantidad absurda de dinero a mi padre, pero él se negó a entregarla...- su voz se detuvo al igual que su marcha delante de otro cuadro, donde aparecía él y una niña de no más de 12 años, con largos cabellos ondulados negros, piel clara y unos afinado y alargados ojos verdes.- y por la noche nos incendiaron la casa...- al oír eso ella se tapó la boca horrorizada.- por desgracia o suerte, según como lo veas tu, yo había salido a vigilar el ganado y no estaba en la casa... tuve que enterrar los cadáveres incinerados de mi familia.

Una parte de su cerebro le estaba gritando que detuviera a Lu, que le callara de alguna forma mientras la otra se mantenía calmada y esperando inquieta el desenlace de esa historia. Éste comprendiendo los sentimientos de la joven sonrió con dulzura, le cogió de la mano y le besó el dorso. Tomó una gran bocanada de aire y prosiguió su narración al igual que la marcha.

- En pocas horas me había quedado sin nada pero tenía una cosa muy clara, que ese crimen no iba a quedar así. Sabía que nadie me ayudaría, que no había ningún guardia que hiciera nada por mi... así que decidí vengarme. - sonrió de una forma que a ella se le heló la sangre en las venas.- Me pase casi dos semanas descubrieron las rutinas de aquel noble, de su familia y gente más cercana... cuando lo tuve todo claro comencé a formar mi plan...
- No me va a gustar ¿no?- interrumpió ella con voz suave.
- Posiblemente no... ¿es que me tienes miedo?- preguntó gracioso.

Ambos se detuvieron al lado de un ventanal, la luna infernal iluminaba el pasillo y al mismo tiempo el rostro pálido de Lu. Su sonrisa divertida le daba una aire muy humano, muy indefenso pero en la oscuridad de aquellos ojos sabía que nada bueno podría salir de esos labios.
Tomó aire y le cogió las manos animándole a que siguiera. Había aceptado marcharse con él, tanto como si fuera malo o bueno, ahora tan sólo necesitaba saber cómo se había convertido en aquel demoniaco  ser...aunque no estaba del todo segura si era bueno escucharlo.