Reto 52 #13: Mi princesa

Hello~
Obviamente tengo día libre por lo que puedo ponerme a escribir, descansar y hacer cosas que durante los días que trabajo no puedo. ¡Una felicidad!
Realmente estoy un poco... ¿triste? Resulta que en Agosto se me acaba el contrato y no me renuevan, por lo que volveré a estar en a odiosa tarea de buscar un nuevo trabajo. Actualmente ya estoy enviando curriculum a diferentes residencias, hospitales y mierdas demás. Si veo que en dos meses no encuentro nada supongo que comenzaré a buscar en otros lugares... quizás en la Península tenga más suerte o incluso en Inglaterra o Irlanda. No sé... ojalá pueda quedarme en la isla, pero... no depende de mi.


En fin, después de ponerte al día con mi vida deprimente voy a lo importante. ¡El reto de 52 días!
Se supone que he de escribir algo sobre una noticia que haya visto recientemente, pero tengo muy mala memoria y no soy especialmente adicta a leer o ver las noticias, así que me fui a las noticias y me llamó la atención una que hablaba sobre la Reina Isabel II de Inglaterra que ofreció una fiesta al Rey Felipe y la Reina Letizia... así que más o menos te harás la idea de lo que tratará la historia.

Mi princesa
El salón estaba lleno de invitados, los aromas de la decoración florar se mezclaban con el olor a tabaco, perfume caro y sudor seco de la gente que danzaba sin parar al son de la música. Todos parecían felices, contentos e incluso un poco borrachos tras varias copas de vino y champán, pero él miraba aburrido a la gente, sentado desde su incómodo trono, más de una vez quiso levantarse y unirse a los bailes, a la bebida e incluso a las risas grotescas de sus invitados, pero obviamente no podía. Él era el Rey y esa fiesta era en su honor, cumplía la mayoría de edad y para colmo debía encontrar a una reina.

La fiesta estaba en pleno apogeo cuando se había dignado a mover su culo real de la silla para analizar a sus futuras cónyugues. Si debía ser sincero todas las mujeres que su madre había elegido eran hermosas: grandes caderas, pechos generoso, sonrisa casta y unas hermosas cabelleras largas y sedosas. Todas y cada una de ellas hipeaba y soltaba un pequeño gemido cuando él pasaba a su lado, cosa que le parecía de lo más absurdo.
Más cansado que contento salió al jardín real, el frío del invierno le despejó la mente y comenzó a caminar entre los árboles y laberintos vegetales. Aquel lugar era el único lugar donde se sentía cómodo, como un hombre normal y pensaba que era el único que lo sentía así, hasta que la conoció a ella. No era una belleza como las mujeres del interior, más bien era bastante poca cosa: delgada, sin carne, cabello corto por debajo de las orejas y ondulado, cara redonda y sin ningún encanto femenino, pero algo  en su mirada le había llamado la atención.
Sonrió contento cuando ella le miró con picardia y salió corriendo perdiéndose entre el jardín. Éste rió feliz y salió tras ella.

"Por fin un poco de diversión " pensó antes de acorralarla en una esquina del lugar y proclamarla su nueva amiga y esposa.