Gym para escritores: Ninfomano

Túturu~

Hoy ha sido el primer día de cuarentena que he sentido que me he venido abajo. No me duró mucho, más que nada porque tengo un bebé y no me puedo permitir estar de bajón y debo controlar la ansiedad... aunque cuesta un poco.
Estoy bastante cansada de ésta situación, pero ésta no es la entrada para quejarme... que la haré. Necesito hablar de lo que siento, expresarme y saber si no soy la única que piensa así. ¿Crees que me servirá?

A pesar de mi momentáneo bajón, he hecho ejercicio, limpiado la casa y justo ahora tengo un bizcocho en el horno... además de que he dibujado y ahora voy a escribir un poquito.
Voy a seguir con el Gym para escritores (pincha en el nombre para saber como va) y tengo que escribir algo relacionado a las emociones, Roxana ya dijo qué emociones debíamos elegir y las mías fueron ésta: Deseo y Soberbia.


Ninfomano
El ascensor está apunto de abrirse, así que me arreglo bien antes de que llegue a la planta que me toca. Me aliso el traje, peino mi cabello y hago unas cuantas sonrisas forzadas en el espejo. Cuando me siento un poco más presentable me digno a salir y apretar el timbre de la puerta.
Espero inquieto a que mi terapeuta abra la puerta, no sé porque me siento así. Llevo cinco meses acudiendo a éstas absurdas citas después que mi médico de cabecera me obligara a ir. Si he de ser sincero no siento de que me sirva para nada, más bien... ¿Qué clase de problema debe ser el mio? ¡Adoro el sexo! ¿Qué tiene de malo? Es verdad que nunca he tenido una relación seria, pero mis parejas sexuales son demasiado básicas para mi, son poca cosa si tenemos que compararnos. Se supone que alguien como yo, debe tener una pareja de su misma categoría y condición, y siendo honesto... no existe.

- ¡Oh! Evan, has llegado temprano...- dijo Chris al abrir la puerta.

Algo incómodo por su comentario miro el reloj de mi muñeca. Frunzo el ceño al darme cuenta que estoy en mi hora. Bufó molesto dejando claro que él es el que se equivoca. Cuando me fijo en Chris me doy cuenta de que él es quien ha llegado tarde, o mejor dicho, no está preparado. Lleva su camisa blanca medio abierta y mal embotonada, sus cabellos rizados color caoba desordenados y los labios más hinchados de lo normal. No escondo una sonrisa.

- ¿Te he interrumpido?- pregunto con petulancia.

A pesar de que es obvio el intenta disculparse mientras me hace pasar a la sala, cierra la puerta para ofrecerle un poco de intimidad cuando se despide de su pareja. Aunque no es de mi interés presto atención a lo que dice, y su acompañante tiene una voz profunda y grave. Se me eriza el vello del brazo. Cuando entra tengo una sonrisa divertida y estoy completamente dispuesto a hacer que al sesión sea completamente al revés... Hoy quizás haga un trio.