Paso a paso
Lleva un tiempo darte cuenta de las cosas. Es algo que todo el mundo sabe pero hasta que no estás en ese instante... no eres cien por cien consciente. Y hace poco tuve ese momento. Fue algo extraño, como si todas las preocupaciones que tenía se esfumaran. Como si el peso que tenía en los hombres se disipara.
Y aunque da rabia, a veces los abuelos y los padres tienen razón.
Desde que comencé mi vida de adulta, de mujer independiente y empoderada me di cuenta que mis hobbys habían quedado apartados en una esquina. No tenía tiempo, ganas ni energía para dedicarme a ello. Y cuando al fin volví a tener alguna de esas cosas... ¡POM! Nació F y todo cambió. Mi vida dio un giro de 360 grados. Tenía que volver a empezar...
No fue hasta hace un par de semanas que pensé lo que todas las madres mayores dicen: Disfruta el momento, que cuando te quieras dar cuenta ya la tendrás lejos.
Y cuanta razón tiene...
Obviamente F tiene casi 5 años (en Noviembre los hace) y no se va de fiesta, ni mucho menos... pero es verdad que ahora, comienzo a tener un poco de espacio para mi. Y no sólo espacio, sino también energía y ganas de hacer cosas. Es verdad que llevar una casa, trabajar y ser madre todo al mismo tiempo es complicado, duro y a veces incluso desesperante, pero como dicen esas madres sabias "Todo pasa". Así que intento vivir el momento...
En esos instantes de locura, de no saber cómo encontrar el momento de escribir pensé en cerrar el blog y acabar con un capítulo de mi existencia, pero pensé... ¿Por qué? Llegará un momento que pueda volver a escribir, que pueda sentarme y dejarme inundar por la imaginación. Así que mantuve la calma, miré a F, la apapache y seguí disfrutando del no hacer nada estando con ella.
Esto es un mensaje para los futuros papis que me leen. Tranquilos. Si vuestra vida da un giro y todo está patas para arriba, no tengáis prisa... llegará ese momento que podrás hacer lo que querías sin sentir absolutamente nada de remordimientos ni pensar en que tienes algo que hacer. Lo sé, parece que es una mentira... pero, es cierto.
Las abuelas tienen razón. Mucho.
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