El Anti-Paraiso: Capítulo final


Capítulo Final: 

Al finalizar el turno hui hasta el coche y volé hasta la casa, me encerré en la habitación y me metí en la cama. No tarde en dormirme y cuando me quise dar cuenta ya había oscurecido. Al salir a por algo de comer me encontré la casa a oscuras, sin ninguna luz y sin muestra de vida humana por las habitaciones. Suspiré tranquila y comencé a trastear algo para comer. Distraída ni me di cuenta cuando entró en la cocina sigiloso como un felino, se acercó y me acorraló en una esquina. Su mirada era profunda, sensual y completamente decidida, aunque sabía que si decía que NO, él se marcharía sin mirar atrás, aunque ambos sabíamos que eso jamás pasaría. Ninguno quería separarse, lo nuestro no sólo era sexo, era más que eso y aún nos habíamos tocado. Tan sólo un tierno beso había hecho explotar el volcán y no había vuelta atrás. Cuando me sujetó de la nuca y me beso,  recordé todos los sermones de mi madre sobre los pecados, luego las continuas bromas de mi hermana y por último todo lo que me había estado reprimiendo. Ella no se lo merecía, aunque haciendo lo que estaba haciendo yo tampoco... pero ya había comenzado y no pensaba parar. 


La primera vez que nos tocamos fue una explosión de sensaciones, sentimientos y pensamientos, la segunda vez fue una investigación de los puntos de placer y la tercera simplemente fue para saciar la sed. En pocos días nos habíamos conocido físicamente mucho mejor que nosotros mismos, habíamos explorado rincones desconocido y descubierto el sexo desde otro punto de mira. De forma romántica, podríamos decir que encajábamos a la perfección, que estábamos hechos el uno para el otro y cuando al final lo pudimos comprobar... mi hermana llegó. 

Su estancia estaba programada, sabía que iba a hacer cada día y no tenía horas vacías para disfrutar ni conmigo ni con Alan, prácticamente ni se dio cuenta de la química que tenía con él, algo que me enfadó tanto y me llevó a comportarme de una manera completamente incorrecta. No escondía mis sentimientos hacia él, demostraba mucho más afecto que con mis familia e incluso le soltaba algún te quiero en la distancia y parecía que ella ni le importaba. Eso no era algo natural, ni siquiera en alguien como mi hermana. Algo no estaba marchando y tenía que averiguar el qué, aunque jamás me había imaginado lo que iba a pasar.


Era de noche y ella se encontraba en la piscina, a pesar de estar en pleno verano el calor no era desagradable y una brisa fresca golpeteaba los árboles. Me acerqué donde estaba y me senté a su lado, con los pies metidos en la piscina y mirando donde sus ojos estaban puestos. La ventana del despacho de Alan. Aquello me sorprendió, pero más la mirada de dulzura y amor de ella, por primera vez desde que había llegado me comencé a sentir mal. 

- Me rompí la muñeca y él fue quien me atendió.- habló con voz ronca- Sé que suena a cliché, que una paciente asustada se enamore de su médico y todo eso...- rió con tristeza,- pero pasó. Quería contarlo a todo el mundo, que estaba enamorada de un dios heleno y sexual, de un héroe de la medicina y un futuro padre de mis hijos...- no me gustaba donde llevaba esta conversación, sentía repulsión de mi misma, pero no pude moverme.- pero sabía que mamá y papá jamás lo entenderían, ellos siempre han creído que era demasiado desinteresada y superficial para éstas cosas, así que lo mantuve a distancia... mantuvimos nuestra historia de amor en secreto...- me miró y los ojos se le llenaron de lágrimas.- no hagas lo mismo que yo, cuídalo... 

- ¿Qué...?

- Sabía que os enamoraríais...- me cortó entre una risa quejosa- lo supe desde el primer instante que comencé a vivir con él, era como si vuestras esencias pegaran... por eso cuando me llamaste no me importó que vivieras aquí.

- Nunca nos hablaste de él... y tampoco él me hablaba de lo vuestro, jamás...entendí como es que estabais juntos...- confese.

- Porque en cierto modo sabía que lo nuestro no iba a funcionar, luchar con papá y mamá por lo nuestro...-suspiró y todo su cuerpo se relajó-  era una pérdida de energía y sobretodo, sabía que no funcionaría por nuestros trabajos... los dos somos muy independientes y no teníamos la necesidad del otro... por eso nunca nos llamábamos...- me cogió de las manos y me las apretó.- cuando me llamó para pedirme tu número supe que mi intuición era la correcta...

- ¿Te llamó por mi número?- pregunté horrorizada y avergonzada a muerte.


Ella explotó a reír y entre carcajadas me comentó que Alan la llamó preocupado, que no sabía como tratar conmigo y que sentía que hacía las cosas mal. Ahí comprendió que lo suyo jamás iba a funcionar y que no tenía sentido seguir atada en una relación que no servía para nada más que provocar dolores. Así que a diario se escribía con él para saber como iban las cosas, de darle trucos y ayudarle a expresarse conmigo. En ningún momento se sintió engañada y frustrada, fue más divertido de lo que pensó. Estaba ayudando a su marido a ligar conmigo, algo que funcionó. Me quedé de piedra, sentada sin comprender realmente las cosas  y ella simplemente me sonreía entre agradecida y triste.

- Gracias por hacerlo feliz

Le miré y empecé a llorar, quise decirle tantas cosas pero los sollozos me impedían hablar. Estuvimos llorando como niñas pequeñas toda la noche, y terminamos durmiendo juntas como hacíamos de pequeñas. Por primera vez en años volvía a sentirme pegada a mi hermana y quise que su estancia se alargara más, pero prometió que volvería y se quedaría más tiempo, pero necesitaba arreglar tantas cosas del trabajo y sobretodo, arreglar los papeles con Alan, porque se iban a divorciar. Ambos lo habían acordado hacia tiempo, pero no se sentían capaz hasta que yo les llamé e hice todo más fácil. No sabía cómo sentirme, al principio era una especie de puta, después una psicóloga y al final... simplemente como una niña salvada por su hermana mayor. 

Cuando se marchó y la casa volvió a quedarse sólo para nosotros dos, no sabía como iba a hacer, pensé que sería diferente y que toda la magia de lo prohibido se iría, pero cuando lo encontré recien salido de la ducha, con una simple toalla el calor me invadió, sentí aquellas ganas de saltar encima de él y tocar cada fibra de su ser. No lo hice más que nada porque no había logrado hablar sobre lo nuestro desde la llegada de mi hermana, pero cuando me vio y sonrió con picardía y conocedor de lo que me hacía sentir comprendí una cosa... que cuando dos almas están destinadas a estar juntas, ni el pecado más malvado es capaz de separarlo. 

Comentarios

  1. ¡Hola, Cath!
    Y bueno, me pareció un final de lo más intenso, muy bien logrado, con ese halo de romanticismo y satisfacción que envuelve a la pareja cuando al fin se dan cuenta que estarán unidos para siempre.
    ¡Un saludo!

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