Paso a paso


Desde que nació F me he enfrentado a tantos cambios en mi vida, que durante una larga temporada me perdí a mi misma. No lo recuerdo como algo negativo, tampoco me arrepiento de ningún nano segundo que pasó en aquel entonces, pero si que me doy cuenta de todo lo que se paró en mi interior y en parte, lo que se perdió y que probablemente no vaya a volver. Y no sólo porque ella haya nacido, sino por el cambio que durante estos casi tres años he experimentado.

No es mentira que mi estabilidad emocional siempre ha dependido de un hilo. Que durante años no sabía a que se debía y que después, al ser diagnosticada pude tener un cierto control sobre aquello que me hacía daño, pero aún así... son casi 32 años de pensamientos, conductas y acciones que hay que cambiar. Y lleva su tiempo, al igual que no se puede hacer sola, lamentablemente. Si fuera así, posiblemente nadie sabría nada de la salud mental, de los cambios y diversas transiciones que pasa un humano, así que desde éste punto de vista, es mejor que haya pedido ayuda y me hayan escuchado.

Cuando ella nació supe al momento que quería que mi vida emocional se estabilizara, por lo que al saber que no podría dar pecho comencé con mi medicación para el TOC. Después entre las hormonas, los nervios y los deseos no cumplidos, fantacié con volver a intentarlo. No pudo ser, así que seguí adelante y la vi crecer, volverse una niña sonrosada, regordeta, feliz y sana. En ese tiempo mi cabeza, controlada por la medicación, descubrió miedos que jamás había tenido y al mismo tiempo, abrieron heridas que jamás se habían cerrado. Así que decidí centrarme en mi, en cerrar baches emocionales y buscar ayuda para aquellos momentos que no sabía gestionar. Dicho así suena fácil, pero ésta decisión no la tome hasta hace escasos 5 meses. He necesitado 3 años para darme cuenta que ser madre también te ayuda a volver a nacer, a empezar de cero contigo misma y al mismo tiempo, ha descubrir si aquello que estabas haciendo antes de ser madre te hacía o no realmente feliz...

Es curioso, pero cuando eres madre en principio te preocupas sólo del bebé, te descuidas y vas dejando que la mochila se vaya llenando, hasta que ésta es tan pesada que colapsas. Por suerte, no he llegado a colapsar del todo. El mundo en cierto modo me ayudó a ponerle un STOP a todo y curar heridas y volver a verme como si fuera un lienzo nuevo. No a todo el mundo les da ésta revelación, muchos esperan a caer al suelo, a sufrir algo y comienzan a solucionarlo... pero les lleva tanto tiempo que paran y sigue acumulando. En lo personal, creo que para mi haber decidido dedicarme a mi, me ayuda a ser mejor madre y persona, al igual que esposa. Y sobretodo, me ayuda a ser feliz. 

Una de las cosas que dejé de hacer al convertirme en "adulta independiente" fue escuchar música y soñar despierta. Desde adolescente tenía la costumbre de inventarme historias (tanto buenas como malas) y ser la protagonista de ella. Muchas veces estas fantasías eran anhelos que tenía, otras simplemente eran fantasías de una mente poco hecha. Y al mismo tiempo dejé también de escuchar música. Mi cerebro estaba tan concentrado en la realidad, en el presente que dejé de tener tiempo y energía y sobretodo, la necesidad de hacerlo. Ahora, cuando lo sé, intento buscar ese espacio mental para dejar mi mente volar... pero es complicado, quizás por eso también me cuesta más escribir. ¿Dejé de ser tan imaginativa al ser más adulta? 

Sigo teniendo miles de ideas, cientos de cosas que quiero escribir, pero la realidad a veces ahoga mucha de las cosas que quieres hacer. Y también hay otra cosa que aún tengo que aprender... es tener momentos para mi, sin sentirme culpable.

Ahora mismo estoy escribiendo con F encima, y es algo sorprendente. Normalmente no podría hacerlo. Incluso irme a tomar un café sola con una amiga o de cena sin ella. Separarme de F es casi un dolor físico, pero poco a poco voy dejando de tener esa necesidad eterna de estar pendiente de ella...

Gracias a ser madre he podido descubrir muchas cosas mías que no sabía. También ha hecho que pueda solucionar cosas con mi familia que ni sabía que tenía, también me ha hecho amar mi cuerpo tal y como es ahora... Y a sobreponer mi opinión, mi familia y bienestar sobretodo lo demás.

Quizás todo esto no te suene complicado o raro, pero para alguien que no ha tenido voz durante años es todo un descubrimiento.

Quiero volver a tener estos momentos mentales conmigo y escribir lo que quiera, desahogarme de una realidad que muchas veces me ahoga (y no por mi adorada F) y que tampoco necesito respuesta. Tan sólo debo vacías el globo de aire para poder seguir hinchándolo...

Escribir antes de ser adulta era mi terapia, quiero que vuelva a serlo.

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