Lluvia

La lluvia me gusta, también el frío, las tormentas y todos los cambios meteorologicos. Así que no me quejo... mucho. Pero como todo ser vivo sabe hay un momento en tu existencia, que incluso por mucho que te guste... te dan ganas de gritar, patalear y cualquier cosa que sirva para descargar tu furia contra algo o alguien. Si es alguien será mas probechozo, ya que veras como sufre la persona que pegas... si es a algo sufriras tú el golpe.
Ahora que comienza las lluvias, siempre hay que salir con paraguas, haya o no haya un sol radiante. Agregas un peso más a tu bolso. El paraguas. Si, ese cacharro que te moja todo, que es molesto y la mayoría de veces el dibujo es de cuadritos de distintos colores... si ese cacharro que impide que te mojes SÓLO la cabeza y lo demás pierde importancia.
El otro día me encontré en la siguiente situación. Llevaba el bolso, a la perra y el paraguas. Todo bien hasta que la lluvia comienza a caer super fuerte, la perra se asusta y el bolso se me escurre por el hombro... al final de todo no logre sacar a la perra.
Ayer, no estaba lloviendo, el cielo estaba oscuro pero parecía que no caeria nada. En 20 minutos podría sacarla, así que me dispongo a salir me falta poco y... ¡PUM! Una lluvia fuerte y horroroza me cae de pleno...
Ahí me encuentras a mi, con el perro temblando, acurrucada debajo de un techo y mirándo el cielo con una cara de horror...
La verdad... creo que necesitamos a un Doraemon para cada día... ¿No creen?